NATURALEZA
cas de agarre sin necesidad de equipamiento, aparte de las zapatillas especiales, casi enteramente de goma, que permiten apoyar el pie con relativa firmeza en salientes o cavidades muy reducidos.
Las caídas en un “boulder” son inocuas, pues el suelo está cubierto de una colchoneta suficientemente gruesa. En las paredes de entrenamiento —como el muro de la Costanera, que alcanza 10 metros de alto— las caídas traumáticas, hasta llegar al suelo, no existen. Y eso porque nadie escala sin la asistencia adecuada ni el imprescindible equipo.
EQUIPO
Cuerda dinámica, freno, mosquetones, cintas, chapas, arnés, casco zapatillas y polvo de magnesio, para secar el sudor de las manos, aseguran una escalada sin riesgos y con la emoción asegurada. Uno de los cabos de la cuerda se asegura al arnés que sujeta al escalador por las caderas y los muslos; esa cuerda pasa por unos anillos fijados a la roca por pernos expansibles. Así, la cuerda parte del arnés del que va a subir, llega al extremo superior del muro y vuelve a bajar para sujetarse al arnés del que asiste al escalador desde el suelo, soltando o tesando la cuerda y listo para sujetar al otro, con su propio peso, colgado en el vacío, si es necesario. Cada año, se realizan encuentros de escaladores nacionales e internacionalesque duran varios días: uno en Potosí, en mayo, y otro en Ayo Ayo, La Paz, al comienzo de la primavera. Y todos los días del año, en Cochabamba, hayvariossitios,másomenos próximos a la ciudad, donde escalar en la roca viva. El más cercano es una cantera abandonada, vecina a la capilla del señor de Bombori, en la orilla sur de la Angostura, camino a Tarata. Existe otro al norte de la población de Sipe Sipe, a media hora de camino en vehículo.
El lugar más espectacular en Cochabamba está en los impresionantes farallones que rodean la laguna Taquiña, en la cima de la cordillera del Tunari, a 4.150 metros sobre el nivel del mar y una hora y 45 minutos de viaje en vehículo. Es un escenario impresionante para escalar. En el lugar existen una docena de opciones, de diversa dificultad, para escalar. Rutas les llaman los escaladores a esos caminos verticales de chapas fijadas a la roca a intervalos de unos dos metros o poco más.
Sobrecogedora vista desde la cima del farallón aquel. El paisaje, grandioso,ahondalaemocióndelacamaradería con los otros, apasionados de la escalada, del desafío a uno mismo para vencer el vértigo.