PENSANDOH!
18 de abril de 2021 • N˚1140
La personalidad de Shirley Condori Tito, la primera mujerdepolleraquesegraduó como tripulante de cabina, se descubre cuando conversa. Es extrovertida. Tieneunarisaespontánea, ha cultivado una voz fuerte, una dicción clara y un vocabulario que bien le podría habilitar para conducir un programa televisivo. También denota ese temperamento cuando relata su historia y las adversidades que debió vencer desde hace casi cuatro décadas, cuando partió de su pueblo. Cuenta que desde niña le instaron, pidieron y sugirieron que deje de vestir pollera, y recuerda también que en cada oportunidad dijo “No”.
- ¿Dónde nació? ¿Cómo pasó su niñez?
-Nací en Coro Coro, provincia Pacajes, del departamento de La Paz. Mi niñez la viví entre el campo y la ciudad. Hacía el colegio en La Paz, pero sábados, domingos, feriados y las vacaciones volvíamos al campo.
Ya vivo más de 25 años en la ciudad de El Alto. En Coro Coro, mi papá trabajaba en la mina. Como usted sabe, en 1986 hubo la relocalización (debido al cierre de las minas) de los trabajadores. Entonces, él fue relocalizado, tuvo que migrar y nunca más volvió. Así que mi mamá (Juana Tito Aduviri) se hizo cargo de sacarnos adelante a mis dos hermanos y a mí.
En La Paz, ella se dedicaba al comercio. En el campo cultivábamos papa, quinua, oca. También teníamos ganado, corderos y algunas vaquitas. Mi madre es mi ejemplo. Es una gran mujer, muy sacrificada y fuerte. Aprendí que a los hijos hay que darles calidad de vida. Hay que darles alimentación, educación y seguridad. La vi contar cada peso para que nos alcance. Aprendíquenadaesimposiblesiunoseesfuerza.
- Varias, probablemente muchas, de sus contemporáneas han optado por vestir a la usanza occidental. ¿Por qué usted decidió preservar el uso de la pollera?
- Cuando iba a la escuela, me ponían vestidito. Pero siempre me sentía rara. Ya más joven un día me dije: “Yo no soy esta. Mi mamáesdepollera,misdosabuelassonde pollera”. Me miraba al espejo y no me encontraba. Y yo estoy orgullosa de mis raíces, de mi apellido. Soy de pollera, soy de origen aimara, de mi cultura. Así que decidí mantener la pollera y toda la vestimenta que sentía mía.
- Deduzco que es o está en vías de ser trilingüe porque en el sector aeronáutico se impone la práctica del inglés. ¿Es así?
- Sí, hablo aimara, aunque no perfecto porque vivimos en tiempos complicados, difíciles. Nuestros papás no tuvieron las oportunidades que ahora nosotros tenemos. Sufrieron una marcada discriminación que iba a quienes habían nacido en el campo. Mi abuela materna, por ejemplo, no quería que yo hable aimara. Recuerdo que un día, cuando era chiquita, me dijo: “No quiero que seas como yo. No vas a ser como yo”. Dentro de mí me preguntaba: “¿por qué?”. Pero luego, cuando fue pasando la vida, me di cuenta de por qué ella no quería que yo hable aimara y vista de pollera.
En cuanto al inglés, tengo un nivel básico. Pero, justamente para avanzar en mis niveles como tripulante, estoy en proceso de aprender más y hasta perfeccionarlo.
- ¿Cómo es que optó por estudiar una carrera aeronáutica?
- Hace siete años ingresé a trabajar en la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), en el área de recepción. Fue precisamente por el factor de inclusión. Por esarazónteníacontactocontodalacomunidad aeronáutica como pilotos, técnicos, tripulantes de cabina, operadores aéreos, etc. Me nació la idea cuando vi a las tripulantes, eran tan lindas.
Pero, sobre todo, me nació esto de que quería saber más cuando llegaron los inspectores de la DGAC, que son los encargados de hacer cumplir las normativas y reglamentación. Verlos con sus “chapas” me intrigó. Parecían del FBI, jajaja. Me puse a preguntar, les pedí explicaciones a mis compañeras de trabajo. Luego, pensé en hacer el curso, pero no había los horarios adecuados para quienes trabajan.
Entonces, supe de las clases de la Jet Airways Academy y además lo bueno fue que el director, el general Celier Aparicio Arispe, nos dijo a mí y a otros compañeros: “Pueden hacerlo, hagan el curso”. Fue el empujoncito que uno necesita para alcanzar sus sueños.
- Es una preparación con materias exigentes. Entiendo que deben aprender salvatajes, primeros auxilios, reacciones ante situaciones de emergencia. ¿Qué recuerda del curso en especial?
- Claro, nos dieron el curso de primeros auxilios,medicinaaeronáutica,emergencia y evacuación. Tenemos el curso de sobrevivencia que es uno de los más complicados. Pese a que soy una mujer del campo y estoy acostumbrada a caminar, a soportar el frío, la lluvia y el calor, sentí lo fuerte que fue ese curso. Es una de las experiencias que más recuerdo. En la práctica, a uno le dejan en un lugar lejano donde no tiene nada de comida ni de agua. Antes, nos prepararon para saber qué elementos del entorno son comestibles, qué tipo de plantas se puede comer, qué tipo de agua se puede beber y cómo.
Recuerdoqueaquellavezinclusollovióy se mojó todo, incluso la muda de ropa que estaba permitido llevar. Eso sí, uno no podía llevarse ni un caramelo.
Estoy habilitada, tengo licencia, para trabajar en aeronaves tipo Avro RJ85. Pero, quiero especializarme y hacer cursos para poder también ser tripulante de cabina en otro tipo de aeronaves. También recuerdo mucho las experiencias en vuelo. Fuimos a los cursos en Cochabamba. Pero, cuando llegaron las prácticas en vuelo me di cuenta por qué las personas que trabajan en este campo no cambian su trabajo por nada. Ir de Cochabamba a Guayaramerín, luego viajar a Trinidad, de pronto estar en Sucre… Algo muy lindo.
- ¿Qué otras vocaciones tiene? ¿Qué oficios ha desempeñado?
- Soy modelo. Soy una de las modelos permanentes de Promociones Rosario. Allí me enseñaron, en sus talleres, las diferentes técnicas de modelaje para la vestimenta de una mujer paceña. Modelo la vestimenta de la chola paceña.
Antes de que se me presente la oportunidad de trabajar en la DGAC, me dedicaba al comercio y todavía lo hago. Hay cosas que uno no puede dejar porque son parte de su vida. Vengo de una familia gremialista y hasta he llegado a hacer dirigencia en una de las ferias. Soy mamá que ha criado sola a sus cuatro hijos.
- Decía que su generación ha tenido más suerte que las anteriores. Sin embargo, ¿qué tanto ha sufrido la discriminación en su vida por vestir de pollera?
- Considero que, por mi carácter, he tenido pocas experiencias de discriminación. Soy una persona segura de sí misma. Me baso en el concepto de que respetos guardan respetos, pero, aun así, alguna vez me ha pasado. Por ejemplo, en el mismo curso de tripulante, en algunos instantes sentí cierta actitud de que a alguna persona no le gustaba que yo haga el curso con pollera.
Pero no acepto que me digan no cuando sé que tengo derecho a algo. Es más, recuerdo cómo mis tías o mi mamá sí eran relegadas. Una de mis tías se asustaba y se bajaba el sombrero. Yo le preguntaba por qué, sentía que no era justo. Ahora, hace un año y poco más sí sufrí unos días complicados por este tema.
- ¿Cuándo? ¿Por qué razón?
- En octubre y noviembre de 2019, cuando hubo los problemas políticos, también fui discriminada. Sufrí la discriminación desde los dos lados del conflicto. En esos días, por la pollera no podía caminar por el centro de La Paz porque había gente, algunos jóvenes, que me miraban feo o me insultaban. Mi jefe, preocupado, me dijo que ya no viniese vestida con pollera a trabajar, sino con pantalón o buzo. Pero, la pollera para mí es el amor a mi mamá, a misabuelas,esverlastanlindascomoson. Entonces, siempre he dicho no a cambiar la pollera.
Pero, también me agredieron personas del otro lado. Como soy algo clarita de piel ymearreglobien,unavezquesubí,enesos días al aeropuerto, unas personas me gritaron. Me dijeron que era una disfrazada, que seguramente era del interior, me insultaron cosas muy feas. Cuando les hablé en aimara y les reclamé, no sabían qué responder. Fue muy difícil.
- ¿Qué les dijo?
- A una de ellas le dije en aimara: ¿por qué agredes así? Pero a ellas, como a los jovenzuelos de la ciudad, habría querido decirles que todos somos iguales a los ojos de Dios. También que la Constitución Política nos da a todos los mismos derechos y obligaciones. Y decirles que, por ello, yo tengo derecho a ser como soy y a vestir como visto.