RECUERDOS EN CARNE VIVA
TURISMO. El equipo de Una Gran Nación realizó un recorrido por Sucre, tierra de inicios y despertares en el centro de la historia boliviana.
Embarcadosenunaaventura, los integrantes del proyectodeunagrannación (Ung)salieronabuscarla belleza de nuestra tierra y cultura. Encontrar la maravillaqueesnuestropaís, la increíble naturaleza y la solidaridad de todos nuestros compatriotas fue una misión cumplida en cada destino y cada rincón de Bolivia. Desde los altos picos de Los Andes hasta las calurosas llanuras de nuestro trópico, Una Gran Naciónseencargóderecopilarydocumentar toda la magia que el país contiene.
Peroestemayo,surgióunanuevapregunta en el equipo. Un pensamiento que nos lleva a los más remotos tiempos de lo que hoy llamamos nuestra tierra. Junto con Paceña, el proyecto UGN decidió iniciar la búsquedadelasraíces,elprincipio,lasemilla de nuestra era.
Naturalmente, Una Gran Nación se dirigió hacia la cuna de nuestro país. El equipo en esta ocasión, compuesto por Rodrigo Lema, Kevin Alemán, Sasha Vásquez, Luciel Espinoza, Alex Pérez y Yenka Algarañaz, partió hacia el departamento donde elsolnosepone,dondelasblancasparedes destellan y recuerdan los antiguos gritos revolucionarios de nuestros tatarabuelos.
A la ciudad que tiene cuatro nombres. Y como es de esperar, Sucre recibió al equipo con los brazos abiertos, como la madre que es para todos nosotros.
Este fue el punto de partida. Así como marca su cultura, esta tierra de inicios y despertares es el centro de la historia boliviana.cadacalletienesupropiapersonalidad,cadamonumentoviveconelrecuerdo yentresuscasas,vemostodavíalosreflejos del pasado republicano de Bolivia. Conocer Sucre es un reto, lleno de recovecos y antiguos balcones con larga vista. Aquí, la mejor manera de contar su vivencia es conectandoconlaciudadqueviveyrespirala memoria boliviana.
Losmásremotosyantiguosrestosdesucre se encuentran en Cal Orcko, la pared dehuellas.siemprecambiante,nosmuestralasinfinitasvidasquecruzaronlatierra que habitamos. Largos años han pasado desde que criaturas tan magníficas como los dinosaurios dejaron sus marcas, pero comobiensabemos,sucrenuncaolvida.y hoy, todavía tenemos sus vestigios.
Así de profunda es la memoria chuquisaqueña,antiguaysabia.esporesoque,para esta ciudad maravillosa, la era colonial y republicana parecen haber sucedido ayer. Sus paisajes, arquitectura y arte son un retrato vivo y latente del pasado.
Entre sus verdes campos, Tarabuco es casi una máquina del tiempo. Sus tranquilas callecitas y antiguas costumbres han sobrepasado la prueba del tiempo, manteniéndose firmes e impolutas ante los vendavalesdelahistoria.dondehoysevepazy calma,serecuerdaelvalorysacrificiodesu gente, su valentía y su voluntad de hierro.
Representando su orgullo, los antiguos palacios y casonas todavía se mantienen de pie. Los nombres de la Glorieta y la Hacienda Candelaria resuenan en la historia, aquíyallá,centrosimportantesparanuestro amado país.
Es en este lugar, entre las sombras de batallas,reconciliaciones,familiasehistorias, dondeunagrannaciónencuentrasurespuesta.lospasosdenuestrosantepasados resuenan frente a nosotros, guiando nuestrocaminoaépocasantiguasyenseñándonosunavezmáslaimportanciadeconocer nuestra propia historia.
Porque parece que no nos importara. Nuestros centros históricos y culturales, nuestras bellas construcciones se encuentran solas, abandonadas a su suerte en estas épocas tempestuosas. Es momento de encontrar este sendero, de vuelta a tiempos antiguos, para aprender de su sabiduría, de su experiencia y de su tradición. Es solo aquí, en el pasado, donde encontraremos las razones de nuestro presente. Al entender el lenguaje de nuestra capital, observamos el enorme valor que el boliviano lleva en su corazón. Caminar por las plazas e iglesias nos recuerdan ese sentimiento de unión, los llantos de libertad y la lucha de principios que todos hemos vivido.
El pasado 25 de mayo, fue necesario comprender qué exactamente se celebró. No es undíamás,unafiestacualquiera.esfestejar el orgullo innato de cada uno de los bolivianos.essentirlasnotasdelacuecacorriendo sobre nuestra piel. El sonido del charango y la gente bailando alegre, en las calles. Un corazón acelerado al ver la bandera tricolor ondeante bajo los rayos del sol.
Son las campanas, que siglos atrás nos llamaron a la lucha. Las mismas campanas que hoy nos observan desde las altas catedrales, recordando tiempos pasados. La libertad que todos respiramos es el legado de una ciudad ardiente, valiente y orgullosa. De personas solidarias, de almas dulces que juntas, rompieron las cadenas del pueblo.
Sucre, ciudad amada, llena de misterios y leyendas. Hoy, festejamos tu dolor y tu fuerza. Es momento de regocijo. Es momento para el orgullo y la felicidad.
Sucre recuerda que Bolivia es Una Gran Nación. Así como lo hace nuestro lector.