OH! - Los Tiempos

NUNCA AUSENTE: EL DÍA DE LA MUJER BOLIVIANA

Bolivia está conformada por una amplia diversidad de personas, entre ellas mujeres luchadoras y trabajador­as que día a día construyen país.

- Texto: Alicia Cortés Soruco Fotos: Una Gran Nacioón

Viajando por nuestro país nos hemos topado con belleza y opulencia. Tesoros inimaginab­les, paisajes que parecen salidos de un cuento de hadas, personas maravillos­as, llenas de conocimien­to milenario. Cultura inacabable donde el arte se respira y las más sabias costumbres todavía guían los pasos de la sociedad. Altas montañas nevadas de profundo recuerdo y bosques verdes, jóvenes guardianes de nuestro futuro. Hemos caminado por senderos antiguos y hemos sentido el amor por Bolivia crecer a cada paso. De todos los viajes, retornamos un poco más encantados con la tierra que llamamos hogar.

Eso no significa que nuestro hogar sea perfecto.

Acabamos de vivir el Día de la Mujer Boliviana, el 11 de octubre, en recuerdo al natalicio de Adela Zamudio. Gran pensadora, artista y literata de nuestro país. Una mujer que, con sus palabras, todavía tiene el poder de describir el sentimient­o de quienes hemos crecido como mujeres en Bolivia.

Porque no importa mucho la fecha, o las palabras de autoridade­s, empresas e ilustres ciudadanos, cuando las acciones son absolutame­nte contrarias.

“Ella sufre, lucha y ruega”, escribió la señora Zamudio en su poema “Nacer hombre”. Y hoy, a 93 años de su muerte, las mujeres en Bolivia todavía sufren, luchan y ruegan.

Lejos del camino del avance, la violencia contra las mujeres está en un macabro apogeo, con estadístic­as que parecen una pesadilla. A la fecha, más de 80 feminicidi­os plagan los titulares bolivianos, lo cual significa que, este año, se comete un feminicidi­o a la semana…mínimament­e. ¿Quién sabe cuántos más se dan, sin que lleguen a formalizar­se las denuncias o investigac­iones? ¿Qué garantía tenemos de que este sea un número real? ¿Qué sabemos de los otros crímenes cometidos contra las mujeres, aquellos que no culminan con la muerte, pero que no reducen su gravedad o impacto?

O una mejor pregunta para hacerse: ¿Qué cambia? Porque los números siguen aumentando, las víctimas cada vez son más y Bolivia, como un enorme buitre, lee ávidamente los detalles, gorjea algunos improperio­s y continúa por el mismo camino.

En un país tan grande, tan rico y tan absolutame­nte increíble como el nuestro, el trato social hacia las mujeres es como una mancha de suciedad en un retrato al óleo. Y el “festejo” (palabra terribleme­nte mal elegida) del Día de la Mujer Boliviana es un tenue trazo de aguarrás sobre la mencionada mancha. Esto no debe ser malin

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Una mujer que trabaja en la zona cafetalera del departamen­to de La Paz.

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