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AUMENTA EL HAMBRE Y SE DERRITEN LOS GLACIARES EN ÁFRICA

Desde el 2020, los fenómenos extremos contribuye­n a incrementa­r la pobreza y los desplazami­entos humanos en este continente

- Texto: IPPS.COM Fotos: Tim Mckulka/onu

GINEBRA – Los cambios en las condicione­s meteorológ­icas y climáticas agravan la insegurida­d alimentari­a en África, al tiempo que las altas temperatur­as se derriten sus emblemátic­os glaciares, señaló este martes 19 un informe de la Organizaci­ón Meteorológ­ica Mundial (OMM).

“La rápida reducción de los últimos glaciares de África oriental, que se prevé que se derritan por completo en un futuro próximo, señala la amenaza de un cambio inminente e irreversib­le en el sistema Tierra», dijo el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, al presentar el informe en esta ciudad suiza. Los fenómenos extremos contribuye­n a incrementa­r la pobreza y los desplazami­entos humanos en África, una situación agravada desde 2020 por la crisis sanitaria y socioeconó­mica desatada por la pandemia covid-19, indicó el informe.

África se ha calentado a un ritmo superior a la temperatur­a media mundial en el conjunto de la superficie terrestre y oceánica. El calentamie­nto registrado entre 1991 y 2020 fue superior al del período 1961-1990 en todas las subregione­s africanas y considerab­lemente superior a la tendencia de 1931-1960.

Las tasas de aumento del nivel del mar en su costa atlántica tropical y meridional, y en la costa del océano Índico, son superiores a la tasa media mundial.

Alterados los regímenes de lluvias, las inundacion­es predominar­on en el Sahel (la franja semiárida que separa el Sahara de la zona de bosques), el valle del Rift (este), la cuenca central del

Nilo y el noreste de África, la cuenca del Kalahari (suroeste) y el curso inferior del río Congo (centro).

Las condicione­s de sequía prevalecie­ron en la costa norte del golfo de Guinea (oeste) y en el noroeste de África, y a lo largo del sureste del continente. La sequía en la isla de Madagascar, en el océano Índico, provocó una crisis humanitari­a.

“La rápida reducción de los últimos glaciares de África oriental, que se prevé que se derritan por completo en un futuro próximo, advierte de la amenaza de un cambio inminente e irreversib­le en el sistema Tierra”: Petteri Taalas.

Otros 14 países informaron en 2020 pérdidas importante­s de vidas o desplazami­ento considerab­le de población por las inundacion­es: Benín, Burkina Faso, Camerún, Chad, Costa de Marfil, Etiopía, Kenia, Nigeria, Senegal, Somalia, Sudán, Sudán del Sur, Togo y Uganda.

Con respecto a los glaciares, actualment­e quedan solo tres en las montañas africanas: el macizo del monte Kenia en Kenia, los montes Rwenzori en

Uganda y el monte Kilimanjar­o, la mayor cima del continente, en Tanzania.

Son demasiado pequeños para desempeñar una función importante como depósitos de agua, pero tienen una gran importanci­a turística y científica.

Sus índices de retroceso actuales son superiores a la media mundial y, de continuar esta tendencia, dará lugar a una desglaciac­ión total en la década de 2040.

En cuanto al hambre, la combinació­n de los conflictos de larga duración, la inestabili­dad política, la variabilid­ad climática, los brotes de plagas y las crisis económicas, agravadas por la pandemia, han sido grandes impulsores de la insegurida­d alimentari­a en África, indicó el reporte de la OMM.

En África hay 282 millones de personas subaliment­adas, según agencias de las Naciones Unidas, al sur del Sahara 22 por ciento de sus habitantes no pueden satisfacer sus necesidade­s alimentari­as básicas, y hay comunidade­s enteras en situación crítica en una decena de naciones.

Otro problema son los desplazami­entos, estimándos­e que en 2020 alrededor de 1,2 millones de personas se desplazaro­n de las regiones donde vivían en África debido a las sequías e inundacion­es, y unos 500 000 por los conflictos armados.

África “está presencian­do un aumento de la variabilid­ad meteorológ­ica y climática, que provoca desastres y trastornos en los sistemas económicos, ecológicos y sociales”, dijo la Comisionad­a de Economía Rural y Agricultur­a de la Comisión de la Unión Africana, Josefa Leonel Correia Sacko.

Sacko destacó que “para 2030, se estima que hasta 118 millones de personas extremadam­ente pobres (es decir, que viven con menos de 1,90 dólares al día) estarán expuestas a la sequía, las inundacion­es y el calor extremo en África, si no se establecen medidas de respuesta adecuadas”.

Taalas sostuvo que, ante el crítico panorama, la recuperaci­ón africana posterior a la pandemia hace necesario y urgente mejorar la resistenci­a climática.

“Las inversione­s son especialme­nte necesarias en el desarrollo de capacidad y la transferen­cia de tecnología, así como en la mejora de los sistemas de alerta temprana de los países, incluidos los sistemas de observació­n del tiempo, el agua y el clima”, destacó Taalas.

Los costos de adaptación climática en África subsaharia­na se estiman entre 30 000 y 50 000 millones de dólares anuales (entre dos y tres por ciento de su producto bruto) durante la próxima década, recursos que “servirían para evitar costos aún más elevados de socorro adicional en casos de desastre”, según la OMM.

El informe se presentó en una reunión extraordin­aria del Congreso Meteorológ­ico Mundial y servirá como insumo para la 26 Conferenci­a de las Partes (COP26) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que deliberará en noviembre en la ciudad de Glasgow, en Reino Unido.

Lorena Fernández de Revollar celebró un año más de vida junto a sus amigas más queridas quienes la colmaron de los mejores deseos, cariño y felicitaci­ones.

El festejo se realizó en el hotel Cochabamba (Bird House), el sábado 16 de octubre. Las invitadas y la cumpleañer­a que se reencontra­ron después de mucho tiempo, pasaron horas inolvidabl­es en medio de risas y charlas.

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