DE ADVIENTO, CUENTA ATRÁS PARA NOCHEBUENA
Elise Averdieck.
“Por la noche, cuando la pequeña Elisabeth se va a la cama, su madre le habla de la historia de la Navidad y aprenden y cantan muchos villancicos. Cada noche se añade una imagen y los niños saben que, cuando hay 24 imágenes en la pared, la Navidad ha llegado”, narra este libro editado en 1851.
La tradición de hacer marcas en la pared o colocar 24 imágenes religiosas, acabó por dar paso a los calendarios de adviento comerciales.
El primero de ellos se publicó en Hamburgo en 1902, aunque no era un calendario de adviento propiamente dicho sino un reloj. Tenía una manecilla de latón y los números comenzaban en el trece. Sus paneles contenían, principalmente, versos de villancicos.
Sin embargo, suele considerarse a Gerhard Lang como el pionero de los calendarios de adviento impresos. Cuando era pequeño, su madre solía darle 24 dulces colocados en una caja de cartón y le permitía comer uno cada día durante el periodo de adviento.
Valiéndose de sus recuerdos de infancia, en 1908 sacó a la venta un calendario de este tipo, pero sustituyendo los dulces por dibujos coloridos que podían recortarse y pegarse en una caja de cartón.
Ya en la década de 1920, modificó sus calendarios para incluir unas puertas que, al ser abiertas, desvelaban un obsequio, lo que supuso un gran éxito comercial.
DESPUÉS DE LA GUERRA.
En la actualidad, los calendarios de adviento Sellmer muestran paisajes nevados, estampas navideñas, imágenes religiosas como el portal de Belén o la adoración de los reyes magos, escenas inspiradas en la época victoriana y monumentos emblemáticos de distintas ciudades alemanas. La mayoría de ellos ocultan una imagen tras cada una de las ventanas. Otros, en cambio, esconden un pequeño bombón de chocolate. estadounidenses para imprimir y vender calendarios de adviento.
El primer calendario prenavideño de este tipo en la posguerra se tituló “Die kleine Stadt” (la pequeña ciudad) y todavía se puede comprar hoy en día.
Richard Sellmer lo dibujó a mano en la sala de estar de su casa en Schmellbachstrasse, frente al actual edificio de la empresa Sellmer, que hoy dirige la tercera generación de la familia. (https://sellmer-adventskalender.com/es).
A pesar de que la temporada de adviento ya había comenzado cuando Sellmer imprimió su “pequeña ciudad”, este primer calendario tras el conflicto bélico logró una gran acogida.
El éxito se repitió en sucesivas temporadas, también con otros diseños. De hecho, el editor financió la restauración de las vidrieras de la iglesia colegiata de su ciudad, que había sido bombardeada durante la guerra, con los beneficios del calendario titulado “Alt Stuttgart” (el viejo Stuttgart).