EL PRIMER POEMA
Si presumimos que Carlos Medinaceli nació en Sucre en algún día de enero de 1898, entonces tenía 16 años en 1914, cuando el poeta Claudio Peñaranda había reparado en su talento para la poesía y le alentó a publicar sus primeros trabajos. Peñaranda dirigió “La Mañana”, uno de los periódicos más fecundos de Sucre, particularmente por el valor literario que tuvo una sección denominada “La Tribuna de la Juventud”, en la que debutaron muchos de los escritores más renombrados de la primera mitad del siglo XX. Allí fue que Medinaceli publicó sus primeros trabajos y el primero, que vio la luz el 24 de septiembre de 1914, fue el titulado “Angelus” y tenía este texto:
“Tarde. Allá en el lejano
campanario dan las seis. Esos toques me
entristecen como ayes de mortales que
perecen ó almas que lloran sobre cruel
sudario.
“En el confín multicolor y vario, las rojas nubes trágicas se mecen. En el jardín las flores se estremecen, y es la brisa autumnal polen
precario.
“Con una luz exótica, titila de mi amada la ardiente azul
pupila, cual si alegre fingiese una sonrisa
“donde el cariño se sensibiliza, y con fulgor de estrella alumbra y
brilla de mi alma en el ocaso que
agoniza”.
Medinaceli llegaría a publicar por lo menos dos poemas más en “La Mañana”, “Rápida” y “Balada de otoño”, pero al año siguiente ya lo encontramos en Potosí, inscrito en el colegio Pichincha en el que conocería a Armando Alba, Celestino López, David Ríos y Walter Dalence, los jovencitos con los que, en 1918, sacaría la revista “Gesta Bárbara”.