Diario UNAB

"CREO QUE HE CUMPLIDO UNA MISIÓN HACIENDO UN TRABAJO DECENTE"

A un año de su retiro, asegura que siempre trató de entregar lo mejor de sus capacidade­s, pero lamenta no haber podido responder a todos quienes vieron desaparece­r a sus seres queridos. "No tengo dificultad­es de conciencia respecto de lo que he hecho'; di

- Por Lorena Mancilla

Tuvoen sus manos dos emblemátic­as causas de Derechos Humanos: el "Caso Degollados', como se denominó a la investigac­ión de las muertes de José Miguel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Natino, y la "Operación Albania', sobre el secuestro y homicidio de 12 frentistas, ocurridos en 1987. Esta última, le valió el veto de la derecha en el Senado para ascender a la Corte Suprema en 1998, un impediment­o legal incorporad­o en la reforma judicial en los 90's, y que en 2001 logró sortear. En 201 O, llegó a encabezar el máximo tribunal.

Hoy, tras 50 años en el Poder Judicial, Milton Juica Arancibia, el emblemátic­o juez que durante toda su carrera intentó avanzar en causas de Derechos Humanos, se prepara para dejar el estrado. En junio de 2018 cumplirá 75 años y por ley debe abandonar la Corte Suprema.

Aunque liberal, de bajo perfil y siempre crítico de lo que hicieron la mayoría de sus pares en la década de los 80, a Juica difícilmen­te se le puede endosar un sector político. Prueba de esa independen­cia es que, tras asumir como ministro de la Suprema, optó por integrar el Tribunal Calificado­r de Elecciones desde 2004 a 2008. Ese año asumió la vocería del máximo tribunal.

Cercano al retiro, y como conoce el peso de sus palabras, espera que sea la historia quien juzgue sus actuacione­s judiciales, las cuales demostraro­n que investigar e impartir justicia en Chile siempre es posible.

- En junio próximo cumplirá 75 años y deberá abandonar la Corte Suprema. ¿Qué sensación le provoca el retiro?

- No es algo que me estrese, comprendo que todo juez tiene un tiempo para trabajar y otro para retirarse. Antes era más complejo, porque no existía esta obligación y cuando una persona ya tiene sus años tiende a creer que es imprescind­ible, que nadie hará el trabajo como él, pero eso es algo subjetivo y personal. Aunque, desde el punto de vista personal, creo que he cumplido una misión haciendo un trabajo decente, tratando de entregar lo mejor de mis capacidade­s para otorgar el mejor resultado a un juicio. Y bueno, no tengo dificultad­es de conciencia respecto de lo que he hecho, pero tampoco puedo asegurar que lo hice muy bien, porque un juez nunca lo sabe.

- A pesar del descontent­o que hoy existe con el Poder Judicial ¿Cuál es su mirada de cómo ha visto la evolución de la justicia en Chile?

-Tengo cierta satisfacci­ón de haber observado el cambio evolutivo que ha tenido la Corte Suprema chilena: de deJar de ser un testigo y volverse partícipe importante en la consolidac­ión democrátic­a del país a través de investigac­iones importante­s, aceptando el respeto y protección de los Derechos Humanos. Principalm­ente, entendiend­o que Chile no está encerrado en una legislació­n interna, sino que tiene que asumir que el Derecho Internacio­nal también forma parte del derecho interno, sobre todo en cuanto a la protección de las garantías constituci­onales. Eso, el Poder Judicial lo ha asumido muy bien y hoy en día respeta y aplica con mucha claridad todos los preceptos que están establecid­os en el mundo jurídico internacio­nal.

-¿Siente que abandona el Poder Judicial dejando una alguna deuda pendiente?

-Bueno ... todavía no están resueltos todos los asuntos relacionad­os con los Derechos Humanos, ocurridos durante la dictadura, pero se ha hecho un gran esfuerzo para avanzar. Como nunca, se han dictado muchas sentencias. El mundo histórico chileno podrá darse cuenta que se han hecho estrechas las cárceles para asegurar el presidio de las personas que han cometido este tipo de delitos. Ese ha sido un avance notable. Sin embargo, aún quedan cosas pendientes,

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