La importancia de un chequeo médico antes de volver al colegio
Prevenir ciertas patologías que se van desarrollando durante la infancia para que no interfieran en el desarrollo académico de los infantes es esencial. Además, contar con un seguro escolar ante casos de accidentes es fundamental para agilizar su atención
El fin de las vacaciones y el inicio de un nuevo año académico traen consigo muchos cambios para los niños, ya sea físico o emocional por las distintas vivencias que tuvieron durante su periodo de descanso. Es por eso, que para comenzar de la mejor forma esa nueva etapa escolar se recomienda realizar una visita preventiva al pediatra para confirmar que el menor esté en óptimas condiciones, y si no es así, poder detectar a tiempo ciertas patologías.
La doctora Soledad Tagle, pediatra y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad Diego Portales, aconseja “realizar un control médico al menos anual a todos los niños y especialmente en algunos años, por ejemplo, antes de entrar a primero básico para corroborar que la audición y la visión estén normales, de modo de no interferir con el aprendizaje de la lectoescritura. También para detectar alteraciones cardíacas que contraindiquen una actividad física más intensa. Por otra parte, el chequeo médico tiene como finalidad revisar hábitos de sueño y de alimentación que puedan ser oportunamente modificados para un crecimiento saludable”. No solo basta con llevar al niño al pediatra si es que presenta algún síntoma de enfermedad o decaimiento, ya que hay ciertas patologías que demoran en presentarse y pueden interrumpir el aprendizaje del menor.
Con los controles médicos también se pueden prevenir ciertas enfermedades según indica la pediatra como la obesidad y trastornos del sueño. Se pueden detectar enfermedades sensoriales como hipoacusia (disminución de la capacidad auditiva), alteraciones de la visión y se pueden aminorar patologías como el asma. Asimismo, se corrobora que el menor esté creciendo adecuadamente, que la alimentación que se le esté dando es la correcta y no tenga problemas en su desarrollo, que es tan importante durante la infancia.
¿Cuándo recurrir a un especialista?
Por lo general, a veces se cree que solo basta con llevar al infante al pediatra para que sea evaluado. Sin embargo, existen casos en que el niño va a necesitar visitar a otros médicos especialistas. En ese caso, es el pediatra quien deriva al menor a expertos en otras áreas. “Nosotros recomendamos que los niños sean evaluados por el oftalmólogo a los cinco años o antes si existe algún antecedente familiar o personal que lo amerite. La consulta al nutricionista, actualmente es de rigor, y sirve para lograr introducir hábitos alimentarios adecuados y reducir la obesidad. En relación al otorrino derivamos solo si el niño presenta algún problema de audición o crecimiento de amígdalas y adenoides. La visita al traumatólogo se agrega si el pediatra detecta alguna anomalía como escoliosis o alteración en los ejes de las extremidades”, explica la académica de la Universidad Diego Portales.
Asimismo, en el colegio también deben estar pendientes del alumno, por ejemplo si notan que no ve bien la pizarra, tiene problemas de audición o presenta dificultades para realizar actividad física. Otro caso común, es que se les informe a los padres cuando el niño persiste en una mala postura al momento de sentarse o no caminar erguido, ya que puede derivar en complicaciones graves en su columna. En cuanto a los padres, cada vez que noten diversos trastornos como del sueño o alimenticio también deben acercarse a su pediatra para evaluar la situación y que eso no se transforme en algo dañino para sus hijos.
Actualmente, los pediatras trabajan en equipo con diversos profesionales de la salud como los kinesiólogos, fonoaudiólogos y psicólogos. Cada uno aporta desde su campo respectivo para que el niño pueda crecer desarrollando todas sus capacidades.