Consejos para afrontar el primer día de clases
Comenzar la etapa escolar marca un antes y un después en la vida de un niño. Por lo mismo, conozca cómo apoyar a su hijo en esta etapa, de qué manera motivarlo a ir al colegio y qué hacer para calmar sus miedos y temores.
El primer día de clases es un momento muy especial. Para los padres significa felicidad y orgullo de ver a sus hijos empezar una nueva etapa y para los niños es un nuevo mundo y se sienten emocionados y “más grandes” por ir al colegio. Sin embargo, sobre todo para los que no han asistido al jardín infantil, puede ser difícil separarse de los padres. Se trata de nueva situación nueva que puede asustar.
Según explica la psicóloga Liz Amador, el rol de los padres es fundamental. “Es importante comunicarle constantemente al niño que crean en sus capacidades, que será un buen año para él, que podrá aprender muchas cosas importantes y que los padres siempre estarán atentos a sus necesidades. Se debe ayudar al niño para que se proponga metas (reales) y fortalecer su autoestima mostrándole confianza en sus logros, aunque siempre mostrando que se puede equivocar y que puede volver a comenzar (perseverancia y resiliencia)”, comenta.
Adaptación
Por lo general, los niños enfrentan su primer día de clases de distintas formas, lo que dependerá de factores como su temperamento, forma de relacionarse con el entorno y la capacidad que tienen de adaptación. Aún así, durante los primeros días es común ver escenas de llanto en los niños. De acuerdo a la psicóloga, son temores que tienen relación con la ansiedad de separación, es la emoción de sentir miedo y creencia de que los padres no volverán por él. “Frente a esto, es necesario que los padres hablen con los niños antes, les expliquen que es probable que cuando vayan al colegio sientan estas emociones y que ellos sí volverán a buscarlos siempre, pues los aman incondicionalmente. También es una buena herramienta plantear a los niños que con seguridad se encontrarán con otros niños que tendrán temor y llorarán por ello, y que puede ser de ayuda que el niño calme a sus compañeros explicándoles lo que los padres le han enseñado. De ese modo el niño pone su atención en ayudar a otros y tiene la tranquilidad de que los padres volverán al final de la jornada escolar”, asegura Liz.
De esta forma, los temores, llantos y pataletas deberían disminuir al pasar un par de semanas.
En el caso de los niños que presentan temor a “lo social” y les cuenta generar vínculos gratos, ya sea por timidez o baja autoestima, es recomendable que los padres conversen con la profesora jefe, soliciten su apoyo y puedan en conjunto trabajar por el bienestar del menor. La validación verbal de sus logros, la inclusión del niño en grupos de trabajo y cuidado frente a posibles burlas de otros niños, por ejemplo, serán clave en este proceso.
En la sala de clases
Una forma de ayudar a los pequeños en su primer día de clases es que los padres se muestren siempre presentes. Además, pueden enfatizar en que el niño ya está grande y que en el colegio podrá a aprender cosas nuevas y encontrar amigos. La clave es que el niño genere mayor seguridad y confianza en sí mismo.
“Es recomendable que los padres tengan la libertad de acompañarlo a la sala y quedarse un momento, conocer y ellos presentarle el profesor al niño, explicarle que esa persona estará siempre cuidando de él y que cualquier cosa que le suceda puede contárselo”, dice la especialista. Por otra parte, esta acción evidencia un mayor involucramiento de los padres en la nueva etapa que comienza a vivir su hijo.
La dinámica una vez finalizada la jornada escolar también es de gran ayuda para motivar a los pequeños. Es muy probable que los niños lleguen a la casa con deseos de contar lo sucedido; qué les pareció el profesor, cómo están los compañeros, cómo se sintió, entre otros temas. “Por lo tanto, los padres deberían recibir al hijo dispuestos a conversar y escuchar lo que él quiere y necesita expresar, de ese modo se valida su importante rol de estudiante. Una buena estrategia es recibirles con algo especial que marque el inicio de este ciclo, con la definición de expectativas, con el reforzamiento de la autoestima de los hijos, y con una celebración sencilla pero ritualizada. Esto se puede realizar todos los años”, aconseja Amador.
Igualmente, se recomienda acoger las dudas y empatizar con los temores que el niño pueda manifestar respecto de este nuevo desafío.