50 años de historia
En estos 50 años en que la Iglesia ha confiado a Fundación Las Rosas el cuidado de los adultos mayores pobres y desvalidos, hemos ido aprendiendo y profundizando el valor sagrado de la vida de cada residente. Nuestro compromiso ha sido cuidarlos para siem
Los principales hitos de la institución.
Parece que fue ayer cuando monseñor Sergio Correa Gac puso la primera piedra de Fundación Las Rosas. Entonces no imaginó que 50 años más tarde esa tímida iniciativa, que partió como un pequeño hogar para 16 ancianos vulnerables, se convertiría en la red de Establecimientos de Larga Estadía para Adultos Mayores más grande del país, con 2.200 residentes, distribuidos en 30 hogares entre la IV y la XIV Región.
En todos estos años, el crecimiento y desarrollo ha sido sostenido. Y lo que es más importante, ha sido con los mejores estándares en calidad de atención y cuidados. Fundación Las Rosas es la única organización del tipo con certificación ISO 9001.
“Nos sentimos muy orgullosos de todo lo que hemos logrado en estos 50 años. Como Fundación hemos crecido en infraestructura y servicios, nos hemos profesionalizado en materia de recursos humanos y hemos puesto toda nuestra energía y capacidades para cumplir con la misión de acoger, alimentar y acompañar en la salud y en el encuentro con el Señor a los adultos mayores más vulnerables del país”, señala Edgardo Fuenzalida, gerente general de Fundación Las Rosas.
En 1967, eran tantas las personas mayores que todos los días llegaban a pedir comida y refugio a las parroquias, que monseñor Santiago Tapia Carvajal, entonces director Diocesano de Cáritas Santiago, presentó al Arzobispado un proyecto para acoger en residencias de larga estadía a los adultos mayores más pobres y desvalidos del país. Aunque los recursos para materializar la idea eran escasos, y las necesidades infinitas, su proyecto encontró gran acogida en la Iglesia. Tanto, que el 30 de diciembre de ese mismo año, y bajo al alero de Cáritas Chile, se dio vida a la Fundación de Ayuda Fraterna, siendo las parroquias de La Estampa, San Isidro y San Juan Evangelista de Santiago las primeras en incluirse en este programa de recuperación, adecuación y significación de las residencias.
Difícil comienzo
Como todo proyecto, los primeros años fueron complejos. No había dinero y muchas de las edificaciones recibidas en donación estaban deterioradas y eran demasiado ruidosas como para darles una acogida digna a las personas mayores que llegaban. Pero el amor, y la Divina Providencia, hacían su trabajo y cada día los adultos mayores residentes eran atendidos con cariño y dedicación.
La llegada del padre Sergio Correa a la dirección de la fundación, en 1972, marcó una nueva etapa, de mayor crecimiento y profesionalización. En 1982 se recibió en modo donación el edificio de la actual sede central y el Santuario María Santísima, marcando uno de los hitos más importantes de su corta historia. A partir de ese año y hasta el 2002 se registró un fuerte desarrollo, que se tradujo en la construcción de muchas residencias, completando 30 hogares, distribuidos entre la Región Metropolitana, O’Higgins, El Maule y Biobío.
El crecimiento de la institución exigió redefinir los objetivos iniciales, y es por esto que en 1984 monseñor Juan Francisco Fresno aprueba la reforma de los estatutos de organizaciones asistenciales, quedando como parte de sus acciones organizar, promover y asistir espiritualmente todo tipo de obras de caridad, asistenciales, sociales y religiosas, propias de la Iglesia Católica del país. Tres años más tarde Fundación de Ayuda Fraterna pasó a llamarse Fundación Las Rosas, tal como se conoce actualmente.
El año 2000 nace el programa Amigos, de Fundación Las Rosas, constituyéndose rápidamente en uno de los pilares fundamentales para el financiamiento de la organización.
El año 2002 el Arzobispado de Santiago designó como capellán y vicepresidente ejecutivo de la Fundación al presbítero Andrés Ariztía, hasta entonces párroco de Nuestra Señora de las Mercedes, en Puente Alto. El padre Andrés fue elegido para continuar con el legado de monseñor Sergio Correa, profundizando la espiritualidad y comprometiendo a muchos en la profesionalización de la gestión de los hogares.
Hoy Fundación Las Rosas es una de las organizaciones de responsabilidad social más importantes del país.