Testimonio
La visión de mujeres emprendedoras y empresarias.
“Las pequeñas y medianas empresarias usan distintas fuentes de financiamiento como parte importante de la gestión de sus negocios, por lo que asumen sus costos con responsabilidad y planificación, siendo también muy responsables en sus compromisos”. Bárbara Baxa, directora de Red Pyme Mujer.
Inyectar capital para iniciar o ampliar un emprendimiento productivo es un desafío común para las mujeres que en Chile están a cargo de una empresa. Un requerimiento que implica tener un acceso con menos brechas de género a la banca e instituciones financieras, así como a la educación financiera para asumir compromisos crediticios de manera responsable, sostenible e informada.
Al respecto, el Informe Género en el Sistema Financiero 2017 de la SBIF entrega algunos datos que dan cuenta de una brecha de género que se ha reducido en el acceso a créditos comerciales, aunque la brecha aún existe, entendidos como aquellos créditos destinados a una actividad productiva. El estudio de SBIF indica que durante todo el periodo de evaluación (2002-2016) se observan brechas de género asociadas tanto a la cartera de créditos comerciales como de vivienda. En efecto, la participación de mujeres respecto de hombres es del orden de 30 puntos porcentuales menor en el caso de créditos para la vivienda y 10 puntos porcentuales menor en créditos comerciales. En el caso de los créditos de consumo, el informe destaca el cierre de las brechas de participación. Mejores pagadoras
El estudio de SBIF también advierte que las mujeres son más responsables en sus compromisos y deudas financieras respecto de los hombres. Sobre este comportamiento financiero de las emprendedoras y las diferencias que se presentan de acuerdo al tamaño de la empresa comenta Bárbara Baxa, directora de Red Pyme Mujer, la primera red de empresas lideradas por mujeres de la zona sur del país. “En general, las microempresarias son más aversas al riesgo y no adquieren compromisos financieros como créditos o el uso de tarjetas de crédito, por el miedo a verse agobiadas por los pagos. Sin embargo, en el proceso de conocer sus modelos de negocios y mejorarlos, se dan cuenta que una deuda bien planificada puede ser una gran herramienta para capital de trabajo. La gran ventaja es que esta misma aversión las hace ser mucho más responsables en la decisión y por lo tanto, a cumplir con el compromiso del pago. Por otra parte, las pequeñas y medianas empresarias tienen otra actitud frente al mundo financiero. Usan distintas fuentes de financiamiento como parte importante de la gestión de sus negocios, por lo que asumen sus costos con responsabilidad y planificación, siendo también muy responsables en sus compromisos”.