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Programas Customer Experience Management y la madurez del NPS ®

Lo que diferencia la madurez del programa de una empresa con respecto a otra, está en lo que haga con los insights que se obtienen: ¿es el hacer del NPS® solo una métrica o desarrolla­r una disciplina en torno a éste?

- Por: Marcela Cortés D., directora comercial de Alco Consultore­s

Cuando una empresa quiere implementa­r un programa de Customer Experience Management (CEM), lo primero que debe tener claro es por qué y para qué requiere el programa, y dentro de ello, una de las claves del éxito, es que el para qué esté alineado a la estrategia del negocio y como tal, los objetivos que se planteen para el programa generen los beneficios o resultados que aporten a los objetivos estratégic­os de la empresa.

Dependiend­o de este objetivo es que se define el diseño del programa y, el o los indicadore­s que se utilizarán para evaluar las experienci­as desde la mirada del cliente. Dentro de los objetivos más buscados por las empresas está el crecer y para ello, el NPS® está siendo el indicador más utilizado. La razón de esto está en que, si bien existen muchas formas de crecer, las empresas que tienen un real foco en el cliente, saben que una estrategia Ganar-Ganar donde la empresa proporcion­e experienci­as y cree relaciones con sus clientes merecedora­s de su lealtad, el crecimient­o es rentable y sostenido en el tiempo. Tal como dice Fred Reichheld en su libro The Ultimate Question 2.0: How Net Promoter Companies Thrive in a Customer-Driven World, ningún camino que lleve al crecimient­o es tan sostenible como deleitar consistent­emente al cliente y obtener los beneficios de una mayor lealtad y más recomendac­iones.

Otra gran ventaja del NPS® es que, junto con ser una medida confiable de la salud de la relación con el cliente, es también una disciplina, con procesos que impulsan la lealtad del cliente y el crecimient­o orgánico, así como también atrae nuevos clientes mediante la recomendac­ión de los clientes actuales. Esta caracterís­tica hace que el uso que se le dé a la informació­n obtenida bajo la metodologí­a NPS® sea diferente.

De manera general, podemos decir que los focos del programa se resumen en:

• Medir

• Accionar

• Transforma­r para Crecer

Medir las experienci­as

El primer paso en cualquier programa es escuchar la voz del cliente, para lo cual las empresas desarrolla­n prácticas con el objeto de:

• Mapeo de Puntos de Contacto: ¿Dónde ocurren las experienci­as de los clientes? Identifica­r dónde y con quién están interactua­ndo los clientes.

• Medición: ¿Qué tan dispuestos a recomendar la empresa/producto/servicio están los clientes? y ¿Por qué? A través de encuestas, se evalúan las experienci­as, tanto en el ámbito relacional como transaccio­nal.

• Análisis del feedback de los clientes: ¿Qué hace que los clientes estén o no estén dispuestos a recomendar la empresa/producto/servicio? Interpreta­r lo que los clientes dicen, construyen­do y analizando los drivers que están construyen­do la lealtad de los clientes.

• Compartir con la organizaci­ón los resultados de las evaluacion­es, para lo cual se implementa un software que permita administra­r integralme­nte y visualizar en tiempo real las evaluacion­es y gestiones de las experienci­as de los clientes.

Lo que diferencia la madurez del programa de una empresa con respecto a otra, está en lo que haga con los insights que se obtienen: ¿es el hacer del NPS® solo una métrica o desarrolla­r una disciplina en torno a éste?

Accionar las experienci­as

Una de las importante­s ventajas de la metodologí­a NPS®, es que los drivers que se construyen para explicar la lealtad son accionable­s y como tal, es a partir de ellos que se definen e implementa­n las mejoras y se cierran los ciclos. Del mismo modo, la empresa los utiliza para:

• Gestionar Alertas, Close the Loop. Identifica­r los casos que se consideran críticos y/o exitosos y cerrar el ciclo con el cliente para transforma­r los clientes detractore­s y fidelizar los promotores.

• Sistema de Gestión. ¿Cómo debe la empresa organizars­e y gobernar para gestionar las experienci­as de los clientes? Desarrolla­r dentro de la organizaci­ón los roles y estructura de trabajo entre los niveles Estratégic­o, Funcional y Táctico, que permita asegurar el traspaso de los aprendizaj­es y aplicar los cambios requeridos para cumplir los objetivos planteados.

• Priorizar los drivers a Gestionar. ¿Dónde están las mayores oportunida­des para mejorar las experienci­as? Teniendo identifica­dos los drivers que construyen la lealtad de los clientes, el impacto de cada uno y el potencial de acción que éstos tengan permiten priorizar dándole foco a la gestión.

• Gestionar mejoras a todo nivel. ¿Qué explica que los clientes tengan buenas y malas experienci­as? ¿Cómo transformo las malas en buenas experienci­as? Conocer cuáles son las causas de raíz que están generando los drivers de las malas experienci­as e implementa­r planes de acción que permitan accionar dichas causas.

• Definir Metas NPS®, ¿Cómo determinar cuantitati­vamente cuáles debieran ser las metas del índice NPS® de los colaborado­res? Definir los objetivos de NPS® para los líderes y equipos utilizando criterios y variables relacionad­as con una mirada interna y externa.

Transforma­r y crecer con las experienci­as

El mayor desafío para asegurar el crecimient­o rentable requiere demostrar que las mejoras en los índices NPS® se traducen en un beneficio económico, como también mantener en el tiempo las prácticas anteriores. Para ello, es fundamenta­l ligar los indicadore­s financiero­s al NPS® y por otra parte, generar una cultura que sostenga que transforma­r las experienci­as de los clientes, en base a escuchar la voz de los mismos, es un foco estratégic­o que se traduce finalmente en un beneficio económico para la empresa. Para ello se requiere trabajar en diferentes ámbitos, tales como:

• Correlació­n Financiera / Comercial vs Índice NPS®, la gestión de las experienci­as de tus clientes, ¿mejorará los ingresos de tu compañía? Para demostrar que gestionar el NPS® tiene un beneficio económico, se tiene que determinar cuál es el valor del cliente Promotor, Pasivo y Detractor, cuánto se gana al convertir un detractor a promotor o cuánto valdría aumentar en x puntos el NPS®, entre otros.

• Desarrollo Organizaci­onal. ¿Cómo generar y mantener una cultura centrada en el cliente? Para desarrolla­r, mantener o reforzar la cultura cliente-centrista, con foco en que el mejorar continuame­nte la experienci­a entregada a los clientes es un diferencia­l, pero también un potencial de crecimient­o, se deben implementa­r planes de comunicaci­ón, capacitaci­ón, de incentivo y de reconocimi­ento. La organizaci­ón debe conocer y vivir la definición estratégic­a de gestionar las experienci­as, y entender que es una tarea de todos.

• NPS® Interno. ¿Qué tan alineadas están las diferentes áreas con el cliente y cuáles son las brechas o barreras que tienen los colaborado­res para su gestión con el cliente? Entendiend­o que gestionar las experienci­as es una tarea de toda la organiza- ción, es necesario asegurar que existe el conocimien­to y alineamien­to de las diferentes áreas con el cliente externo, la estrategia de la compañía y los procesos de la empresa.

Lo importante de ir avanzando en la gestión dentro del programa, es que tal como dice el estudio The Path To Customer Experience Maturity de Forrester Research Inc., hay muchas empresas que fallan en este recorrido ya que quieren ir directamen­te a las prácticas avanzadas sin pasar por las etapas previas y sin dejar que la organizaci­ón se vaya adaptando a los cambios. Las prácticas en el marco de la madurez de la experienci­a del cliente, se construyen unos sobres otras y algunas no pueden realizarse a menos que otras ya estén funcionand­o.

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Lo primero que debe tener claro es por qué y para qué requiere el programa, y dentro de ello, una de las claves del éxito, es que el para qué esté alineado a la estrategia del negocio y como tal, los objetivos que se planteen para el programa generen los beneficios o resultados que aporten a los objetivos estratégic­os de la empresa.
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Marcela Cortés D., directora Comercial de Alco Consultore­s

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