Volver a dar la prueba: ¿Qué hacer si mi puntaje no fue el esperado?
Contar con el apoyo de la familia y los amigos en este proceso es fundamental. Asimismo, los jóvenes que deciden rendir por segunda vez la PSU pueden aprovechar esta instancia para redefinir sus intereses y aprender a conocerse mejor.
Estudio, constancia, preparación y organización son algunos de los factores claves que inciden en los resultados de la Prueba de Selección Universitaria (PSU) y así poder postular a la educación superior. Sin embargo, una segunda oportunidad para rendir la PSU se transforma en la mejor opción, cuando el puntaje obtenido no fue el esperado.
Junto con este resultado poco favorable para muchos jóvenes, también puede venir el decaimiento y la frustración, por lo que el apoyo familiar y la contención con su círculo cercano son muy relevantes. Es posible que en esta etapa también requiera de atención especializada de orientadores vocacionales, psicólogos y/o psicopedagogos para afrontar de mejor manera este proceso.
Paloma Vilches, psicopedagoga de Clínica Vespucio, comenta que “se deben visualizar las experiencias previas como una oportunidad de aprendizaje e instancia de crecimiento personal, aprendiendo a lidiar con la frustración desde un enfoque positivo, esto significa visualizar posibles conflictos, pero también implica la búsqueda de soluciones, proponer planes de acción como establecer nuevas metas y proyectos”.
Además, agrega que otro aspecto a destacar es la búsqueda de intereses personales y/ o vocación que a menudo requiere de espacios de introspección, lo que conlleva de un proceso de descubrimiento de habilidades, gustos y aptitudes de los jóvenes, recomendándose desde la esfera familiar brindar herramientas de contención y apoyo durante el transcurso de ese proceso.
Enfrentar la ansiedad y el miedo
Frente a situaciones nuevas intensas y amenazantes respecto de momentos en que se requiere la toma de decisiones frente al futuro académico, la ansiedad y el miedo suelen ser respuestas normales. “Enfrentar el miedo y la angustia genera un crecimiento personal. Es importante el manejo de expectativas. En este sentido, es recomendable establecerlas sobre la base de sus capacidades, confianza, apoyo y aptitudes, no predisponer un resultado negativo frente a experiencias previas. Cambiar de perspectiva para enfrentar situaciones implica movilizarse por un objetivo mayor visualizándolas como una oportunidad de aprender a diario, proponiendo por ejemplo, una planificación de tareas o metas a cumplir que permita paulatinamente visualizar cambios brindando seguridad y confianza desde la esfera personal, familiar y escolar”, enfatiza la especialista.