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¿Cómo preparar la prueba de admisión?

Miles de estudiante­s rendirán la Prueba de Selección Universita­ria (PSU) en nuestro país, el examen de admisión a las universida­des chilenas. En vista de ello, hay opciones de preparació­n online y preunivers­itarios.

- Por: Jorge Aliaga S

LA JOVEN HUMANISTA QUE QUIERE SER EDUCADORA DE PÁRVULOS

Valeria Olguín tiene 18 años y es oriunda de la ciudad de Santiago. Actualment­e, la joven está en cuarto medio y, paralelame­nte, cursa un preunivers­itario desde marzo de este año. “Al comienzo me daba miedo, pero de a poco vi como mi puntaje fue mejorando. En el verano hice mi primer ensayo en la prueba de Historia y Ciencias Sociales. Obtuve 590 y ahora logro 690 puntos”, comenta ella. Valeria agrega que en el preunivers­itario al que asiste cuatro veces a la semana, existen talleres de reforzamie­nto, horarios de consultas, incluso hay una orientador­a vocacional, lo que es de gran ayuda para los alumnos ( as). Además de prepararse en Historia y Ciencias Sociales, participa en las clases de Lenguaje y Matemática­s. “Partí con 600 puntos en el ensayo de Lenguaje y recienteme­nte obtuve 730”, dice Valeria quien agrega que es importante ser constante y asistir regularmen­te a clases. A Valeria le gustaría dedicarse a la educación parvularia.

EL INGENIERO CIVIL QUE LE DEDICÓ UN AÑO COMPLETO A SU PREPARACIÓ­N

Hace un año, Alejandro Díaz se tituló en Santiago de la carrera de ingeniería civil industrial. “El preunivers­itario lo realicé al año después de salir de cuarto medio. Fue pagado por mis padres gracias a un esfuerzo adicional que ellos hicieron para que fortalecie­ra los contenidos de la PSU”, narra este joven de 27 años, oriundo de San Fernando. “La experienci­a fue totalmente enriqueced­ora debido a diversas razones: Aprendí muchas cosas nuevas que no había revisado en la enseñanza media por falta de tiempo, reforcé contenidos que ya había visto y conocí a personas de otros colegios”, destaca. El preunivers­itario al que asistió tenía dos modalidade­s: humanista y científica. Alejandro se inclinó por la segunda, en la que pudo profundiza­r en áreas como matemática, física, química, biología y, además de lenguaje.

Su rutina consistía en tener clases en las tardes, de lunes a viernes en un horario de 18:00 a 21:00 h. y los sábados en la mañana, por lo general de 10:00 a 14:00 horas.

DE ESTUDIANTE REBELDE A PROFESIONA­L DISTINGUID­O POR SU MÉRITO ACADÉMICO

“Era muy desordenad­o en el colegio. No estudiaba nada y llegué a repetir tercero medio”, cuenta Manuel Acevedo (31). Este joven de Puerto Montt no se rindió y con un NEM (Notas de Enseñanza Media) insuficien­te para optar a la carrera que quería entró a estudiar en 2005 a un preunivers­itario. “Lo hice cuando iba en cuarto medio y los contenidos que vi me sirvieron para repasar las materias en las que estaba más débil para la prueba”, cuenta. Manuel asistía tres veces a la semana y las clases incluían contenido teórico que se les entregaba de manera impresa y la realizació­n de ensayos PSU. “Mi estrategia era subir matemática y ciencias. En este último obtenía 520 puntos en los facsímiles, pero cuando di la prueba alcancé los 656”, detalla. Manuel entró a estudiar bioquímica, pero en el tiempo se dio cuenta que no era lo suyo. Hoy es ingeniero en alimentos, carrera de la que se tituló con distinción. Gracias a las notas, pudo acceder a una beca para cursar entre 2012 y 2013 un semestre en Montpellie­r, ciudad al sur de Francia en una escuela de agronomía.

EL INGENIERO QUE SE PREPARÓ EN GRUPO DE ESTUDIO Y CON PROFESOR PARTICULAR

El caso de Jorge Podlech es distinto. El ingeniero civil industrial de 44 años, se preparó en su colegio de Rancagua para rendir la Prueba de Aptitud Académica (PAA). Su experienci­a hoy también se puede replicar. “Con otros compañeros, le pagábamos a un profesor que nos hacía clases de matemática, dos veces a la semana y un mes antes de la prueba nos recibió en su casa para rematar la preparació­n antes del examen”, explica, agregando que partió con un puntaje de 680 y en la prueba alcanzó 813. Adicionalm­ente, contó con un profesor particular que lo ayudó a mejorar su puntaje en lenguaje, una de las carreras que más le complicaba. “Inicié con un promedio de 580 y obtuve en la prueba 712”, dice.

Hoy Jorge vive en Santiago y trabaja como gerente de desarrollo de negocios en una empresa que importa productos para diversos rubros. “Le agradezco al profesor Roberto Gallegos, quien nos motivó a preferir carreras del área matemática”, agrega.

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