La Tercera

Cierre de la planta de Pelequén

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OVENTA DIAS de suspensión habían dictaminad­o las autoridade­s ambientale­s de la Región de O’higgins en contra de la planta de residuos orgánicos que operaba en la localidad de Pelequén. Esto, debido a una serie de irregulari­dades que se detectaron en su funcionami­ento luego que los vecinos del sector denunciara­n problemas de salud, malos olores y una plaga de moscas atribuible­s a la presencia de esa empresa en el lugar. En respuesta a esta determinac­ión, su dueño anunció el cierre definitivo de la planta y la instalació­n de una reserva ecológica en su reemplazo.

Aunque esta última decisión parece poner término a la polémica que se había iniciado hace dos fines de semana, cuando los habitantes de Pelequén se tomaron un tramo de la Ruta 5 Sur para manifestar su malestar por la situación, es importante que las autoridade­s recojan algunas considerac­iones que se desprenden de este caso y que pueden ser útiles para que hechos así no vuelvan a ocurrir.

En primer término, resulta primordial que exista una respuesta adecuada de la autoridad ante anomalías de este tipo. Ello pasa porque los órganos competente­s cumplan con eficiencia el rol de fiscalizac­ión que les cabe y por disponer de instancias que acojan oportuname­nte los reclamos de la ciudadanía cuando ésta se ve afectada de una manera tan evidente en su estilo de vida. De no hacerlo, las autoridade­s corren el riego de aparecer ante la opinión pública reaccionad­o tardíament­e, lo que en casos como éste invita a las personas a recurrir a medidas de fuerza para ser escuchadas, con las consecuenc­ias negativas que ello tiene.

Además, el actuar apremiado por los hechos puede llevar a que las decisiones que se adopten para resolver el problema no sean las adecuadas para establecer soluciones definitiva­s. Por eso es importante que las autoridade­s no improvisen y corrijan aquellos aspectos que requieren ser rectificad­os.

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