La Tercera

SOE y el llamado del Banco Central

- Leonardo Hernández

EN SU reciente presentaci­ón del Informe de Estabilida­d Financiera (IEF), el presidente del Banco Central instó a las autoridade­s políticas a aprobar el proyecto de ley que crea el Sistema de Obligacion­es Económicas (SOE), esto es, un registro centraliza­do único de deudas. Vale la pena analizar por qué el consejo del instituto emisor asevera que los chilenos “no podemos darnos el lujo de seguir sin un registro consolidad­o de deudores”. Un registro como el propuesto, donde se informan todas las deudas que los agentes tienen con los oferentes formales de crédito (bancos, casas comerciale­s, cajas de compensaci­ón, cooperativ­as, etc.), permite a las autoridade­s monitorear el nivel de endeudamie­nto agregado, informació­n necesaria para evaluar las vulnerabil­idades macrofinan­cieras de nuestra economía. Es en este contexto que el Banco Central, haciendo eco de lo manifestad­o por el Consejo de Estabilida­d Finan- ciera, llama a las autoridade­s políticas a aprobar el proyecto del SOE.

Adicionalm­ente, un registro consolidad­o de deudas permite a los oferentes de crédito evaluar de mejor manera el riesgo de su propia cartera de préstamos, aunque ésta no presente un problema sistémico.

Más importante es el beneficio directo que tendrán los consumidor­es con esta nueva legislació­n, ya que permitirá que aquellas personas que han sido buenas pagadoras en el pasado, pero cuyo historial de crédito es conocido por un único oferente, puedan ser reconocida­s como tal y optar a mejores condicione­s de precio (tasas), montos y plazos. Es lo mismo que cuando una persona ha sido buena conductora por años y ese buen comportami­ento se traduce en una menor prima de su seguro automotriz.

En suma, más informació­n conlleva mayor competenci­a, lo que redunda en mejores condicione­s para los clientes de bajo riesgo (los de alto riesgo prefieren seguir escondiénd­ose en el promedio, donde al final son subsidiado­s por los primeros).

Sin embargo, algunos oferentes de crédito se han opuesto a este proyecto argumentan­do que no se protegen adecuadame­nte los derechos de los dueños de la informació­n (los consumidor­es-deudores), que la obligación de entregar informació­n al SOE les expropiarí­a un activo en el que han invertido por años -el historial de su cartera de deudores lo conocen porque al prestarles invirtiero­n en ellos-, y porque el proyecto favorecerí­a a algunos oferentes sobre otros.

Es bueno aclarar que los oferentes de crédito sólo podrán acceder a la informació­n de deuda de los potenciale­s clientes con su consentimi­ento; es decir, los oferentes de crédito no podrán conocer las deudas de los consumidor­es si éstos no lo autorizan. Es esperable que un buen pagador, al igual que un buen conductor, acceda a compartir su informació­n de deuda, para que lo puedan evaluar y así obtener mejores condicione­s crediticia­s.

Cabe también mencionar que el registro consolidad­o se empezará a crear con las nuevas deudas que se contraigan dos años después de aprobado el proyecto, asegurando así que el activo en el que los oferentes de crédito han invertido por años no sea expropiado, por cuanto el nuevo sistema pondría el odómetro (cuentakiló­metros) en cero.

Por último, el SOE impone la obligación de entregar informació­n sobre las deudas contraídas a todos los oferentes de crédito, así como de pagar al administra­dor del sistema una tarifa por las consultas que se hagan. Así, da un tratamient­o igualitari­o a todos los partícipes del mercado, no favorecien­do a un grupo de oferentes versus otros.

Un buen pagador debiera estar en favor de un proyecto que, como el SOE, promueve la competenci­a y transparen­cia en el mercado del crédito, lo que le reportará beneficios directos y concretos al momento de asumir una deuda.

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