Estadísticas en Chile
LA COLOCACION informada por Codelco de un bono por US$ 750 millones para financiar parte de su programa de inversiones de 2013 arroja varias señales al país. La empresa tendrá que financiar con deuda bastante más que esto antes de fin de año. Según el comunicado, en un primer ajuste se habría reducido en 10% la inversión de 2013, “haciéndose cargo de los menores niveles de capitalización” autorizados por el gobierno. Al mismo tiempo, el gasto es normalmente inferior al presupuestado debido a retrasos de los proyectos. Esto último ha aquejado a la industria en la última década, por lo que habría que redoblar los esfuerzos para que no ocurriese en Codelco, si ello fuese efectivo.
El dueño de Codelco, representado por el gobierno, indicó en su momento que había que reducir costos, deslizando que éste habría sido el motivo de haber autorizado una capitalización claramente insuficiente. No es común que el dueño comente públicamente aspectos sobre la administración, ya que los instrumentos de que dispone son suficientes para aumentar sus ganancias. Estos son decidir las inversiones y también realizar sus comentarios a través de sus representantes en el directorio. Francamente, no sabemos qué intención tuvo el gobierno esta vez, pero no hay que descartar que una razón importante haya sido no aumentar el déficit fiscal.
Codelco está en una camisa de fuerza para financiar sus inversiones de, aproximadamente, US$ 25 mil millones hasta el fin de esta década. La idea era lograr esto en un 40% con depreciación, en igual cantidad con endeudamiento y en un 20% con recursos frescos de reinversión puestos por el dueño. Es este último valor el que está ausente y no es viable que la empresa se endeude a niveles mayores para cubrirlo.
La pregunta es, ¿qué pasará en el próximo gobierno con un precio del cobre que está a la baja? ¿Habrá
EL CENSO 2012 ha pasado a ser tema de debate político. Este no ha surgido porque los resultados del censo hayan puesto en duda algunas políticas públicas, sino porque se ha pasado a desconfiar de los datos mismos. Este cuestionamiento se viene a sumar a los que afectaron a las estadísticas entregadas por la Casen y el IPC.
La politización de este asunto eminentemente técnico es lamentable, especialmente en un período de elecciones. Chile se ha caracterizado y se sigue caracterizando por tener datos estadísticos confiables, a pesar de que los nuestros -como los de todo el mundo- son imperfectos y siempre se pueden mejorar. Tratar de generar la imagen contraria a cambio de una ganancia política es irresponsable.
En lo concerniente al Censo 2012, las autoridades de gobierno cometieron importantes faltas. La primera fue generar expectativas exageradas. Se tildó a los censos anteriores (llamados de hecho) como artesanales, y por lo tanto, sujetos a importantes errores; en cambio, se afirmó que aquel de 2012 (denominado de derecho) iba a ser profesional y de última generación. La implicancia fue entonces que éste sería prácticamente perfecto.
La segunda falta fue, en su momento, no explicitar que las cifras del censo incluían -como corresponde en todo aquel de derecho- estimaciones tanto para el caso de casas con moradores ausentes, como en aquel de casas no visitadas por los censistas. Cuando se conocieron públicamente estas imputaciones ardió Troya.
La última falta fue tratar de aplacar la anterior reacción mediante el nombramiento de una comisión transversal que debía evaluar lo realizado y proponer medidas correctivas. Esta comisión estuvo compuesta por personas íntegras y de merecida reputación profesional. Sin embargo y en general, sus integrantes no tienen la experiencia técnica adecuada en una materia tan específica y compleja como lo es la preparación y ejecución de censos. No es de extrañar entonces que su informe exacerbara el debate.
Los censos nunca son completos y perfectos y los chilenos no han sido la excepción. En todo tipo de censo siempre hay un largo y arduo proceso de reconciliación de datos, que aún no se completa para el Censo 2012. En los censos de derecho se hace, además, una estimación de la información faltante. Al respecto, es importante destacar, por ejemplo, el caso de Inglaterra en 2011, que demuestra que aún en una situación de cobertura relativamente baja se pueden obtener, mediante el proceso recién mencionado, estadísticas censales confiables.
El tema de la calidad de algunas de las estadísticas en Chile -eminentemente técnico- se ha tendido a politizar. Para resolver el caso puntual del Censo 2012 se contratará a expertos internacionales idóneos - ajenos a la contingencia política chilena- que puedan hacer una evaluación del trabajo realizado y proponer medidas correctivas. Más importante, una lección de este episodio y también de aquellos del IPC y de la Casen, es que a mediano y largo plazo, la elaboración de datos estadísticos debe ser realizada por entes técnicos, absolutamente autónomos y adecuadamente dotados de recursos. Hacia ese objetivo debe ir avanzando el país.