La Tercera

Muere Vergès, el polémico abogado que defendió a Klaus Barbie y a “El Chacal”

Amigo de Pol Pot, también defendió a dictadores africanos. Incluso, su vida inspiró el documental

- Javier Albisu (Agencia Efe) París El abogado del terror.

Jacques Vergès, uno de los abogados más controvert­idos del siglo XX por defender a criminales nazis, dictadores africanos y terrorista­s, deja un halo de misterio tras fallecer la noche del jueves, a los 88 años, en París. Entre los misterios que se lleva a la tumba este amigo del líder comunista chino Mao Zedong y del dictador camboyano Pol Pot y que defendió al terrorista venezolano Ilich Ramírez, alias Carlos “El Chacal”, al oficial de la Gestapo Klaus Barbie o a controvert­idos presidente­s africanos, como el gabonés Omar Bongo o el chadiano Idriss Déby, destacan ocho años de vacío entre 1970 y 1978. Vergès no quiso desvelar nunca dónde pasó esos años, ni con quién. Con frases como “Pasé al otro lado del espejo. Es mi parte de sombra”, el abogado esquivó durante más de tres décadas su suerte en los 70, mientras dejaba crecer la leyenda que lo situaba en Camboya con los Jemeres Rojos, en Beijing, Líbano o Moscú.

Por aquel entonces, este hijo de una madre vietnamita y de un diplomátic­o francés, era una personalid­ad conocida de la abogacía y de los servicios secretos de muchos países. Nacido en 1925 en Siam (actual Tailandia) y criado en la isla La Reunión, Vergès se adhirió al Partido Comunista francés en París en 1945 y se convirtió en “un pequeño agitador anticoloni­alista”, según se describía él mismo. Tras desempeñar diferentes responsabi­lidades en las filas comunistas, a los 29 años abandonó la formación y regresó a Reunión para terminar sus estudios. En 1957, con sólo 18 meses de experienci­a, el Frente de Liberación Nacional argelino le encargó la defensa de la emblemátic­a activista Djamila Bouhired, condenada a muerte y después indultada (sin solicitarl­o), quien terminó casándose en 1965 con Vergès, con quien tuvo dos hijos.

El abogado utilizó aquel juicio como tribuna para atacar al colonialis­mo francés y los métodos del Ejército galo empleados en la ahora ex colonia, apoyándose en su “estrategia de ruptura”, herramient­a jurídica que blandió durante su carrera y que consistía en rechazar la legitimida­d del tribunal para debatir sobre valores y no sobre hechos. Se instaló entonces en Argelia y adoptó esa nacionalid­ad, trabajó para la Cancillerí­a de ese país, regresó a Francia, volvió a Argelia... y terminó desapareci­endo. Ocho años de misterioso silencio aún sin resolver.

A su regreso a París, declaró que había vuelto más “aguerrido”. Defendió a otros controvert­idos acusados. El más relevante fue la defensa en 1987 de Klaus Barbie, el jefe de la Gestapo en la Francia ocupada por los nazis y conocido como “el carnicero de Lyon”. En ese juicio, Vergès se sirvió del escenario para deslegiti- mar una vez más el sistema judicial de Francia, país al que acusaba de arrastrar una historia de crímenes de guerra.

“¿Qué nos da derecho a juzgar a Barbie cuando como sociedad o como nación somos culpables de crímenes similares?”, preguntó durante el juicio en el que Barbie fue condenado a cadena perpetua. Aunque muchos lo describen frívolo, nadi e ni e g a q ue

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FOTO: AFP Foto en la que Vergès aparece leyendo unos papeles durante el juicio en 1987 al ex líder nazi Klaus Barbie (arriba en la foto).

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