La lucha por fichar el show del año
Desde que rondan la región hasta que aparecen en el afiche, los eventos motivan duras pugnas entre productoras. The Rolling Stones y Muse son algunos ejemplos. Por
EL SINDROME del apostador. Ese es el concepto no explícito con que dentro del circuito local de eventos se ha bautizado a la dinámica establecida por los productores chilenos a la hora de adjudicarse un show: una verdadera subasta, donde todos lanzan ofertas y batallan por quedarse con las visitas más apetecidas. Una de las principales razones que explican este esce- nario es la abundante proliferación de productoras que ha surgido en Chile en los últimos años.
Mientras en México el dominio es casi total por parte de una sola firma, Ocesa, y en Argentina sólo tres compañías manejan los grandes números, en el país el mapa es más diverso y se cuentan al menos 12 entidades que de manera constante y aleatoria ofertan por las figuras que abren sus tours al Cono Sur.
En términos concretos, no hay regulaciones y cualquier persona con capital puede gestionar visitas de artistas foráneos. Incluso, esta dinámica deriva en que se disparen los precios de los conciertos, en ocasiones muy por sobre las tarifas del resto del continente.
En el historial reciente, uno de los escenarios más reñidos se vivió con Blur y Beck. Ambos fueron sondeados como cabezas de cartel para el festival Primavera Fauna de noviembre. Pero en abril, los organizadores reci- bieron un correo de los representantes de Blur asegurando que habían firmado con otro productor. ¿La razón? DG Medios les había ofrecido más dinero, una cifra cercana a los US$ 800 mil, que hizo que finalmente optaran por hacer un show en la Pista Atlética, con Beck como telonero.
Similar fue el caso de Lana del Rey: tras lanzar una oferta concreta, los encargados del booking de Fauna llegaron a negociar a Los Angeles, pero se encontraron con que el pulso ya se había definido para una productora regional, T4F, con una oferta mucho más atractiva, que incluía un paquete por Santiago y otras paradas sudamericanas, por un monto cercano al US$ 1 millón, según estimaciones de la industria.
El panorama se repitió con Alicia Keys. Ahí la disputa tuvo varios contendores -T4F, Trucko, Bizarro y Freetime, entre otros-, pero finalmente prevaleció lo económico y la agresividad de la oferta. Freetime -firma