La Tercera

El rey Mswati III anuncia su 14ª boda

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Autos de lujo, 13 esposas y una abultada cuenta con má s de US$ 100 millones de dólares -según la revista Forbesson parte de las suntuosida­des que rodean al rey Mswati III de Suazilandi­a, un pequeño reino (un poco menor que Kuwait) enclavado entre Sudáfrica y Mozambique, la última monarquía absoluta del Africa subsaharia­na. Un lugar donde el lujo convive con altos niveles de pobreza (70% de la población vive con menos de un dólar diario), expectativ­as de vida que no superan los 50 años y una de las tasas más altas del mundo en cuanto a portadores del VIH: 26% de la población adulta.

El país saltó a la palestra esta semana, cuando el rey, de 45 años, anunció que contraería matrimonio con Sindiswa Dlamani, una joven de 18 años a quien conoció en el tradiciona­l Umhlanga, un festival en donde las jóvenes vírgenes bailan una vez al año semidesnud­as ante el monarca. Sin embargo, algunos analistas consideran que el anuncio de sumar su esposa número 14 -algo que se concretará una vez que la joven quede embarazada­es una estrategia para desviar la atención de unas cuestionad­as elecciones parlamenta­rias boicoteada­s por la oposición.

De acuerdo a la agencia AFP, 415.000 electores -de una población total de 1,4 millones de habitantes- debían renovar los 55 escaños de un Parlamento decorativo. Eso, porque los candidatos son elegidos previament­e por los jefes tradiciona­les, los partidos políticos están prohibidos y el rey puede disolver el gobierno a su antojo y no debe responder ante la ley. “Democracia monárquica, el matrimonio entre la monarquía y las urnas”, es como denomina Mswati III al sistema que impera en el país que lidera desde 1986, cuando apenas tenía 18 años. Según indicó el diario Times of Swaziland, el rey -que fue educado en un internado de Reino Unido- publicará dentro de poco un libro donde explicará los detalles de su ideología.

El reino, de unos 17.000 km2, fue colonia británica hasta 1968. Luego pasó a ser una monarquía constituci­onal al mando de Sobhuza II, padre del actual rey, y quien en 1973 abolió la Constituci­ón, disolvió el Parlamento y prohibió los partidos políticos. Una situación que su hijo ha mantenido con algunas pequeñas concesione­s, ya que en 2005 aprobó una nueva Carta Magna. Aún así, Suazilandi­a está entre los países más pobres del mundo y, según el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), su economía, a pesar de la ayuda internacio­nal y los préstamos de Sudáfrica, va en una espiral descendent­e. “El rey tiene 13 esposas, muchos niños y muchos más sirvientes. Ellos toman una gran parte del presupuest­o”, manifestó Sikelela Dlamini, coordinado­r del Frente Unido Democrátic­o de Suazilandi­a (Sudf), a la cadena británica BBC. En 2011, el FMI envió al país un equipo para supervisar la situación económica, ocasión en que detectó una “grave crisis de liquidez” y recomendó una reducción de los gastos.

Sin embargo, en 2012, el rey recibió como regalo un lujoso avión bimotor DC-9, de un “patrocinad­or anónimo”. Ante los cuestionam­ientos sobre el costo del regalo, el vocero de gobierno, Percy Simelane, indicó que “a caballo regalado no se le miran los dientes”, zanjando así las críticas y los comentario­s.

Cada 19 de abril, día de su cumpleaños, el rey celebra ostentos a mente s us f e s t i v i d a d e s . De acuerdo al diario El País, el año pasado la cuenta de la fiesta sobrepasó los US$ 400.000. Un panorama que este año parecía repetirse, ya que Mswati III recibió 32 BMW de regalo, según denunció el partido político clandestin­o Podemu.

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FOTO: AP El rey de Suazilandi­a, Mswati III (derecha), durante una visita a la Universida­d de Taylor, en Subang Jaya, Malasia.

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