Con criterio formado
Hoy suena lejano pensar en que una pel í c ul a como 50 sombras de Grey pudiera ser censur a da e n Chil e . Pero hace doce años habría sido muy factible. Hasta antes de enero de 2003, el Consejo de Calificación Cinematográfica (CCC) tenía la facultad de censurar material audiovisual destinado a ser comercializado, distribuido y exhibido de manera pública, poder que se arrastraba desde la dictadura. Casos como el de La última tentación de Cristo, La vida de Brian El último tango en París
50 Wall Street, además de enfrentar una calificación para mayores de 18, tuvo que desembolsar $371 mil, debido a la duración de 3 horas de la película. Las distribuidoras hacen envío de los títulos conforme les llegan las copias y, una vez que se entrega el dictamen, tienen la posibilidad de apelar, algo a lo que recurren con menos regularidad de la que se piensa. Una de las últimas realizaciones nacionales que hizo uso de esto fue Barrio universita
que fue definida como para mayores de 14 años, pero luego de la apelación fue recalificada para Todo Espectador inconveniente para menores de siete años.
Cuestión de criterio
Tema aparte son los criterios que se utilizan para ubicar a la película en cada tramo, que no están definidos con detalle en la legislación. En palabras de Ligia Gallegos, lo que existe es un “set de fundamentos de calificación, que son una guía y apoyo para realizar la calificación cinematográfica”. El cineasta Andrés Waissbluth, uno de los dos di- rectores de cine que conforman el organismo, se acerca a definir en base a qué se califica cada película: “Principalmente, violencia física o psicológica, tipo de mensaje y sexualidad”. Lo único transversal es que el Consejo procura proteger a los menores de edad. Para Ligia Gallegos, desde 2011 en el Consejo en Representación del Colegio de Profesores, “la misión de la institución es evitar que los niños vean material muy complejo que pueda distorsionar su realidad”.
El año pasado solo un 3% de los estrenos fueron calificados para mayores de 18. En el frente a frente con el sistema instaurado con otros países hay diferencias claras. La legislación estadounidense establece mayor rigidez, con películas calificadas para mayores de 14 en Chile, como Perdida y Birdman, recibiendo calificación R, que niega el acceso a la sala a menores de 17 años sin la compañía de sus padres.
En lo que los consejeros coinciden es en que el sistema necesita un cambio, que implique de partida mayor cantidad de tramos.