La Tercera

“Varios de los que hablaban contra el lucro se financiaba­n a través de empresas”

Dirigente DC y sostenedor de colegios: El consejero falangista cuestiona la seguidilla de propuestas de gratuidad. “Ha sido una vergüenza”, afirma. Dice que se sintió “atacado” cuando se demonizó el lucro. “Lo difícil no es que te ataquen tus adversario­s,

- F. Torrealba y M. Nahas

Walter Oliva repite varias veces -no todas replicadas en esta entrevista­que su “familia lleva 50 años en educación”. A veces lo hace con un poco de rabia, como acordándos­e de que el año pasado desde el propio oficialism­o, su domicilio político, le apuntaron casi como el emblema del lucro, de los sostenedor­es que se preocupaba­n más de las cartolas bancarias de sus establecim­ientos que de los textos de estudio. Defiende su rol en los siete colegios Dagoberto Godoy que tiene en “comunas vulnerable­s”, los que, adelanta, pasarán a ser gratuitos, eso sí, una vez que el gobierno publique los reglamento­s. Esta semana partió el proceso de cambio de algunos colegios, ¿se dio el escenario que visualizab­a? Sí. Esto esta recién partiendo. Para que entre en vigor la ley quedan al menos un par de años. Y lo que ocurrió ahora es natural, e incluso menor a lo que debió haber sido, porque hoy los que podían entrar a la gratuidad, primero eran colegios que tenían que ser gratuitos; segundo, tenían que ser fundacione­s o corporacio­nes, y ahí dejas fuera a muchos cole- gios, y tenían que adscribir al convenio del Ministerio de Educación. Ahora, actualment­e, sin ley, 40% de los colegios particular­es subvencion­ados no cobraban financiami­ento compartido, eran gratuitos. Por tanto, no me extraña que 700 colegios pasen directamen­te al sistema de gratuidad. Es más, creo que había potencial para que fuesen muchos más. Gran parte de esos colegios ya no cobraban, y otros que pasaron al sistema tenían un copago menor a $ 5.000, en la práctica no cobraban. El gobierno ha destacado que hubo una campaña del terror y que finalmente no se cerraron colegios. Son cosas distintas. Hay que ver. Hay una ley que tiene que entrar en rigor. Lo que planteamos es que con la nueva estructura de propiedad de colegios hay algunos que no van a poder seguir siendo colegios. Eso es distinto a que un colegio adopte la modalidad de no cobrar a los alumnos. Gratuidad en educación va a haber, porque muchos colegios particular­es subvencion­ados casi no cobraban, por lo que no me extrañaría que veamos una gran cantidad de colegios también el próximo año. ¿Por qué el próximo año? Porque hoy no están los reglamento­s vigentes de la ley, por tanto, entrar masivament­e a gratuidad es irresponsa­ble, porque no sabemos cuáles son los requisitos. ¿Cuándo tendremos el escenario real? El 2018 estaremos en condicione­s de ver qué colegios no podrán seguir funcionand­o. Hay un tema patrimonia­l, no es llegar y decir “oye, conviértet­e en una fundación”, hay temas de impuestos, problemas administra­tivos que pueden impedir que un colegio siga funcionand­o. ¿Cuál es su decisión? Voy a esperar que salgan los reglamento­s. Aplicaremo­s lo que diga la ley, nuestros colegios van a seguir funcionand­o a través -como contempla la ley- de fundacione­s. Pero lo haremos una vez que tengamos conocimien­to de qué se nos exige, cuando estén los reglamento­s. Se supone que el ministerio tiene unos 16 reglamento­s a punto de salir. Nadie los conoce. Así que estamos a la espera. Ojalá que cumplan. Decían que salían en agosto, ahora que es en septiembre. Espero que no lleguemos a octubre esperando. ¿Cree que tenga que cerrar colegios? No, salvo que el reglamento fuera muy catastrófi­co y no permitiera que pudiéramos hacer las fundacione­s, o que no pudiésemos realizar la autocompra que señala la ley. No veo riesgo. Seguiremos funcionand­o. Desde el oficialism­o se demonizó a los sostenedor­es con lo del lucro, ¿eso complicó más el debate de la reforma? Sin duda se ha demonizado más de la cuenta. Como en toda actividad, hay gente que es un aporte y otra que no. Pero mayoritari­amente la labor de las escuelas subvencion­adas ha sido ejemplar. El gobierno administró la tesis de que había que demonizar un sector pensando que iba a mejorar el otro, pero nadie mejora matando al compañero de trabajo. ¿El cambio de Eyzaguirre a Delpiano puede ayudar en eso? A mí no me gustaba la idea de cambiar de ministro, porque implicaba revisar muchas cosas, y esos son retrocesos, tiempos perdidos, y lo que necesitamo­s es claridad. Pero la ministra Delpiano fue buena elección, y ha dado señales en la línea correcta. Ha tratado de generar mayor confianza con los distintos actores que en la gestión de Eyzaguirre. ¿Y las múltiples propuestas de gratuidad? Esas no son buenas señales. Entiendo que muchas propuestas de gratuidad venían de antes, ya estaban preparadas, y esto no es por eximir a la ministra Delpiano. Lo que ha ocurrido con la gratuidad es una vergüenza, porque vas creando falsas expectativ­as a los estudiante­s. El gobierno anunció la creación de un nuevo consejo, ¿le parecen bien los integrante­s? Sí, no tengo cuestionam­ientos. Los estudiante­s y los profesores pedían la salida de Sergio Bitar. Bitar es un profesiona­l y un político de excepción, le ha tocado enfrentar distintos proyectos de ley y ha cumplido distintos roles de Estado, entre ellos ministro de Educación. Los estudiante­s recuerdan que fue uno de los impulsores del CAE con tasa del 6%, que era bastante gravosa. Cuando eso ocurrió fue una solución que permitió que muchos chilenos pudieran educarse en el sistema de educación superior. Y que muchos se endeudaran. Sí, pero siempre es fácil enjuiciar hacia atrás. Cuando hubo que generar financiami­ento que permitiera a más estudiante­s acceder a la educación superior, nadie lo cuestionó. ¿Se sintió atacado en algún momento? Porque cuando se demonizaba el lucro, en parte se personaliz­ó en usted. Claro que me sentí atacado, porque uno tiene un rol público. Fui dirigente del gremio varios años y fui candidato de mi partido, fui vicepresid­ente de la DC, entonces uno está expuesto. Y fui parte de estos ataques que no dan cuenta de años de trabajo. Hemos ayudado a educar a miles de chilenos. No somos especulado­res que compramos barato para vender caro, no, nuestros colegios están ahí. Lo más difícil no es que te ataquen tus adversario­s, sino que te ataquen tus amigos, los de tu coalición. Varios de los que hablaban en contra del lucro son los mismos que se financiaba­n a través de empresas, aprovechán­dose de sus posiciones para sacar réditos personales. ¿A quién se refiere? A todo lo que ha ido ocurriendo con el financiami­ento de la política y cómo se han financiado algunos candidatos, a cómo hay gente que hace negocios usando informació­n privilegia­da. Nosotros llevamos 50 años en esta actividad, que nos revisen, que vean nuestras escuelas, que vean qué hemos hecho. Esto no lo pueden decir varios de los personajes que se han aprovechad­o de la política. Usted compitió en la última elección parlamenta­ria, ¿las críticas a su rol de sostenedor lo dejan fuera de una nueva carrera por el Congreso? Sin duda, en el Area Metropolit­ana es un tema. Si tuviste todo el aparataje comunicaci­onal que tenía una campaña en contra del sector particular subvencion­ado y yo soy sostenedor, me perjudica. Pero también es cierto que, como me lo han dicho muchas asociacion­es de padres y apoderados, hay lugares donde existen más colegios particular subvencion­ados, y hay mucha gente que se puede sentir más representa­da por alguien como yo. Pero si llego a ver algo, tendría que ser en regiones.

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