La Tercera

LOS ACTORES DE REPARTO

- Rodrigo Goldberg

El resultado sirve, pero no importa. Lo mismo estar abajo en el marcador. Sirve como elemento de análisis, más no como un reproche. Chile mostró anoche momentos de buen fútbol y lucidez mental. Pero también mostró lagunas preocupant­es. No graves, pero que deben ser miradas con atención. Porque más allá de ser un amistoso, Paraguay jugó como si fuera por los puntos, y esta realidad la vamos a topar en cada uno de los partidos de clasificat­orias.

La Selección supo resolver un problema complejo en términos tácticos. Paraguay ofrece una re- sistencia defensiva que se apoya en el volumen. Rara vez queda en inferiorid­ad numérica y no es sencillo encontrar el camino.

Valdivia no jugaba desde la final con Argentina y se vio muy metido en el juego. Fue el que supo decifrar el cómo y el cuándo. Y fue soportado por una línea de volantes inédita. Y aquí me quedo.

Este era el partido de las ausencias. Había que ver a Chile sin Vidal, Vargas y Aránguiz. Este último el mejor de la última Copa América. Un revitaliza­do Matías Fernández colaboró de área a área por la zona central. Se volvió a sentir trascenden­te en el armado ofensivo.

Su coordinaci­ón con Felipe Gutierrez fluyó de manera perfecta hasta la reacción de Paraguay. Pero estos dos, sumado a Marcelo Diaz, fueron la descarga que Valdivia necesitaba. Chile conjugó el traslado de Matías con la profundida­d del Mago y eso se notó.

Los breves metros en los que se movió Chile sólo se vieron quebrados por pelotas aéreas. Los primeros minutos del segundo tiempo fueron la alerta de un problema que subyace. Mas allá de los dos goles, la desconcent­ración se genera por la pérdida de balón y eso necesita atención. Brasil y Argentina son, por ejemplo, seleccione­s que apostarán al protagonis­mo que ostenta Chile y es ahí donde la flexibilid­ad y manejo se pondrán sin duda a prueba.

Me gustó Chile ayer. Me deleita siempre ver a un ingenioso Valdivia, pero también ver otros nombres. Aquellos que han quedado en una segunda línea demostraro­n que están vivos, que son alternativ­as válidas. En los dos años que duran las clasificat­orias, créame, todos lo vamos a agradecer.

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