El peligro de los piques mineros de Iquique
La Fiscalía de Tarapacá efectuará una nueva diligencia en busca de José Vergara, desaparecido en septiembre de 2015. Se harán peritajes en antiguos socavones mineros, algunos de más de 100 metros de profundidad, que datan del siglo XVIII.
LOS próximos días podrían ser claves para el caso de José Vergara Espinoza (23), quien desapareció el 13 de septiembre de 2015, tras ser detenido por cuatro ex funcionarios de Carabineros y, supuestamente, abandonado en pleno desierto.
Los ex policías -todos dados de baja- están formalizados y el episodio sigue siendo un misterio. De allí la importancia de un nuevo peritaje: la revisión de al menos dos profundos piques, en un sector próximo al área de Huantajaya, donde fue dejado Vergara.
Según confirmaron fuentes del caso a La Tercera, los tiempos de traslado hacia ese sitio coincidirían con los 15 minutos en los cuales los imputados señalan que fueron a “tomar desayuno”, después de haber dejado al joven.
La familia del desaparecido tiene esperanzas en este nuevo rastreo, enmarcado en los 45 días adicionales de investigación que determinó el tribunal. La finalidad es revisar los piques que no han sido chequeados y se contaría con el apoyo del grupo rescatista Los Topos. “Es muy importante para nosotros. No voy a pensar que mi hermano está muerto hasta verlo”, dice Alicia Vergara.
Las diligencias y rastreos en búsqueda de desaparecidos no son nuevas en la zona de Huantajaya. En octubre del 2001, tras la confesión del sicópata de Alto Hospicio, Julio Pérez Silva, se hallaron en uno de los piques mineros los restos de Macarena Sánchez, Patricia Palma y Laura Zola, quienes se encontraban a más de 100 metros de profundidad.
En esa zona, ubicada en las afueras de Alto Hospicio, existen más de 630 piques mineros y socavones, la mayoría de los cuales fueron construidos durante el siglo XVIII, en el período de explotación de la plata.
“Hubo tres etapas importantes de explotación de esa área. Primero, los incas, luego los encomenderos y después, en los siglos XVIII y XIX, se vivió su mayor apogeo. Fue una de las vetas de plata más importantes de la región. En esa época se construyeron numerosos piques y socavones, algunos profundos, de más de 400 metros, para extraer el material”, cuenta Senén Durán, escritor e historiador iquiqueño.
El lugar, sin embargo, actualmente reviste un sinnúmero de riesgos. Según el alcalde de Alto Hospicio, Ramón Galleguillos, urge la instalación de señalética y que algunos de estos sean rellenados con material. “Es un área muy amplia, usada normalmente por deportistas, para motocross y ciclismo, pero varios de estos piques casi no se ven y es muy fácil caerse. Como municipio estamos trabajando para que el sitio sea declarado monumento, pues tiene un alto valor histórico. Esto nos permitiría resguardarlo y señalizarlo”, explicó.
Andrés Medina, comandante del Cuerpo de Bomberos de Iquique, ha trabajado en el rastreo de la zona en busca de José Vergara: “Esos piques son muy profundos y cuando ingresas no sabes con qué te vas a encontrar. A otros no hemos podido llegar al fondo, pues los equipos de respiración tienen limitaciones. Se baja con cuerdas y existe un riesgo constante de derrumbes”.
Según detalla el jefe de la Brigada de Homicidios de la PDI, subprefecto René Retamal, “efectivamente, en esa zona existen más de 600 piques y socavones, la mayoría de los cuales se han periciado sin resultados positivos. Ahora quedan cerca de 20 o 25 muy profundos y donde se requieren equipos especiales”.
La definición de los medios para la diligencia está a cargo del Ministerio Público. El fiscal regional, Raúl Arancibia, confirmó que ya se entregó un estudio de los costos al gobierno regional. “Lo que vamos a emplear en estos lugares es muy similar a lo que se usó en la búsqueda de los cuerpos de las víctimas del sicópata Julio Pérez Silva; se instalará una grúa especial con una jaula o cápsula que permitirá transportar a los efectivos que harán la revisión de esos piques, dotados de equipos de respiración autónoma”.b