Prohibición de leña
Señor director:
El Ministerio del Medio Ambiente ha señalado reiteradamente que la prohibición del uso de leña en el área urbana de la Región Metropolitana es una medida puntual, y que no se extenderá a las ciudades del sur. Para ellas se contempla un programa de subsidios al aislamiento térmico de viviendas y recambio de calefactores, sumado a la promoción del uso de leña seca.
Sin embargo, en la práctica el programa de recambio de calefactores busca indirectamente eliminar el consumo de leña, ya que los equipos que pone a disposición de quienes están dispuestos a cambiar su calefactor son mayoritariamente equipos a pellets, parafina o gas; todos esos combustibles más caros que la leña seca.
Al excluir calefactores a leña se está forzando indirectamente a la población a cambiar su forma de calefaccionarse, sin una evaluación social y económica del impacto de dicho cambio. ¿Se le explica, por ejemplo, a quienes migrarán de la leña al pellet, la parafina o al gas, el incremento anual en sus costos, especialmente para las viviendas que no sólo se calefaccionan a partir de leña sino también cocinan con ella?
Para un segmento mayoritario de la población del sur será imposible enfrentar el incremento de costos que significaría calefaccionarse con parafina, gas u otro combustible distinto de la leña. Sin embargo, los programas del Ministerio del Medio Ambiente, centrados únicamente en la problemática de las emisiones, no se hacen cargo de este problema futuro, que empujará a miles de familias a ver disminuida su comodidad térmica y a pasar frío durante el invierno.
Es una lástima que la autoridad ambiental, en su empecinamiento por eliminar la leña como combustible, no sea clara en sus programas de incentivos.
La utilización de leña seca y la promoción del recambio de calefactores en base a leña seca deben ser las piedras angulares de los planes de descontaminación diseñados para las ciudades del sur.