Fallas en nombramiento de autoridades
ESTA SEMANA, nuevamente una autoridad recién nombrada debió renunciar a su cargo. Se trata de quien había sido designado como Subsecretario General de Gobierno, y que a las 12 horas de su nombramiento se vio forzado a dimitir. El cientista político se vio envuelto en una serie de cuestionamientos, luego de que saliera a la luz que su desvinculación de la Universidad Diego Portales -ocurrida el año 2012- se había producido por “aprovechamiento indebido de trabajos de investigación”. La Universidad había tomado la decisión el año 2013, luego de que el Comité de Ética de la Facultad de Ciencias Sociales investigara los hechos y concluyera que un trabajo que había presentado como propio lo había hecho, en realidad, en colaboración con otra académica.
Esta fallida designación se suma a otras bajo esta administración que han estado marcadas por la desprolijidad. A comienzos de 2014 el recién nombrado subsecretario de Agricultura tuvo que presentar su renuncia por una denuncia de estafa. Posteriormente, fue el turno de la subsecretaria de Educación que tampoco pudo asumir por no compartir públicamente el discurso oficial. Por su parte, el exministro de Segpres tuvo que renunciar a los 28 días de haber asumido debido a asesorías a empresas mineras que realizó mientras era diputado y miembro de la Comisión de Minería de la Cámara. A raíz de este reciente caso, el gobierno ha dicho que es imposible revisar todos los aspectos de la vida personal y de esa forma evitar este tipo de episodios. Sin embargo, en todos los casos mencionados los problemas que dieron origen al cuestionamiento estaban en el ámbito de lo público. Para evitar que la desconfianza de la ciudadanía siga creciendo progresivamente, resulta indispensable que los nombramientos de nuevas autoridades pasen filtros estrictos y se procure resguardar la fe pública.