TASA DE CRECIMIENTO
La pregunta esencial de Chancho en piedra tras la pausa discográfica más extensa de su carrera -Combo show apareció en 2009-, redunda en qué decir ahora que son una banda de cuarentones. Es tema porque el grupo de La Cisterna, más que ningún otro de la escena chilena, fundó su estilo en el humor y las observaciones sociales asumidas desde una perspectiva orgullosamente pendeja -perlas dudosas como Niño peo-, elementos de conquista de una de las fanaticadas más reconocibles y fieles del país, la “comunidad marrana”. Funcionó por años y muy bien. Chancho en piedra comprendió y expresó la chilenidad con devoción, fundiendo en su obra tradiciones folclóricas y urbanas combinadas con un rock basado en los mandamientos de Red hot chili peppers, incluyendo partes iguales de hedonismo, funk, rap, metal y punk. Cosecharon éxito y costos. La decisión de alimentar su imaginario en torno al ser nacional coartó sus posibilidades foráneas. Chancho en piedra sólo se entiende en Chile. La respuesta a esta duda latente tras la larga inactividad discográfica, se encuentra en una reivindicación existencial contenida en la letra de Tren a la luna, una de las nuevas canciones: “Que no tengo los pies sobre la tierra y que no quiero crecer”.
En el arranque de este noveno álbum el cuarteto regresa a sus primeros discos, cuando los códigos Chili peppers y el funk más negro dominaban su cancionero. Vientre fuerte conjuga los elásticos fraseos de guitarra y bajo de los hermanos Pablo y Felipe Ilabaca, mientras Funkybarítico conecta a la banda californiana en la etapa de Hillel Slovak, de coros gritoneados y cargados de testosterona, recurso socorrido también en Selfie. Ese corte junto a w.w.w. (weón weón weón) representan el núcleo aleccionador histórico del grupo, con parrafadas hacia los vicios de la era digital, el tipo de discurso apto para la garganta apretada de Lalo Ibeas, con ese fraseo propio de las inflexiones de una caricatura, antes que un cantante tradicional.
Funkybarítico... planea sin sobresaltos sobre material funk hasta romper la monotonía en El mundo que nos tocó vivir -pop rock clásico, gran coro-, y Solo, pieza intrincada que primero tributa a sus contemporáneos Los Tetas, luego ofrece un quiebre psicodélico entre Babasónicos y Los Bunkers, y llega hasta la raíz de The Beatles.
Los seguidores de Chancho en piedra pueden desempolvar sus “Juanitos” y celebrar este regreso. Convertidos en un clásico del rock chileno ejecutan sus mejores trucos, los mismos de hace 20 años. Ni más ni menos.
Chancho en Piedra
Los seguidores de Chancho en piedra pueden desempolvar sus “Juanitos” y celebrar este
regreso.