La Tercera

VIENE DE PÁG. 25

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El Estadio Nacional de Beijing, conocido como Nido de pájaros. los dos mil millones de dólares.

Sin embargo, el tiempo todo lo cura, y hoy la zona de 640 hectáreas en la cual fue emplazado el Parque Olímpico, a 16 kilómetros al oeste del centro financiero de Sídney, goza de muy buena salud y es el área prioritari­a para la realizació­n de eventos culturales, deportivos y familiares de la ciudad.

Ahí se organizan desde festivales de música, a los esperados clásicos de rugby entre los Wallabies locales y los All Blacks de Nueva Zelanda, específica­mente en el ANZ Stadium, mientras que los niños pasan tardes completas en las enormes explanadas con ríos, juegos y áreas verdes que fueron anexadas al Parque Olímpico. Los equipos de distintas disciplina­s olímpicas siguen entrenando en las instalacio­nes que están todas operativas.

La hotelería también ha invertido en la zona (cadenas como Novotel y Pullman entre otras), como también el mercado inmobiliar­io. A 16 años del evento deportivo que endeudó a Sídney, el valor de la propiedad en el área olímpica ha aumentado y se han construido torres residencia­les de lujo, como las Australian Towers, tres edificios de 30 pisos con departamen­tos con vistas espectacul­ares a la ciudad. ¿El costo de

uno de 166 metros cuadrados? Dos millones 600 mil dólares australian­os, aproximada­mente 1.300 millones de pesos chilenos.

Una situación casi de humor negro es la que vive Atenas tras la celebració­n de los Juegos Olímpicos de 2004. Volver a ser sede luego de recibir en el verano de 1896 la primera versión de los Juegos Olímpicos de la era moderna, no era poca cosa y tirar la casa por la ventana fue un asunto de Estado.

Se invirtiero­n, según cifras oficiales, más de nueve mil millones de dólares –las extraofici­ales hablan de 12-, monto que provino directamen­te de las arcas fiscales, ya que no hubo apoyo de patrocinad­ores privados. Grecia justificó la inversión en que el evento deportivo sería una buena excusa para hacer de paso un verdadero lifting a Atenas.

Se construyer­on nuevas líneas de trenes subterráne­os, vías peatonales alrededor de la Acrópolis, 36 nuevos recintos para las competenci­as olímpicas, los cuales como el caso del OAKA -que alberga el centro acuático, canchas de fútbol, tenis y básquetbol, además del velódromof­ue

El abandonado estadio construido para el vóleibol playa en Atenas. diseñado por el famoso arquitecto Santiago Calatrava.

El gasto desmedido trajo consecuenc­ias y la debilidad financiera con que quedó Grecia tras la celebració­n olímpica hizo que la crisis del 2008 se sintiera con más fuerza. Como resultado se redujo el presupuest­o o se dejó de inyectar fondos para la mantención de los centros deportivos, los que hoy están en franca decadencia.

Algunas piscinas, por ejemplo, funcionan a medias, la mayoría de las canchas están cerradas y acumulando basura en sus graderías. El abandono se refleja también en los pobres resultados que han obtenido los helenos en las últimos Juegos Olímpicos: seis medallas, por ejemplo, en Río, mientras que cuando fueron anfitrione­s obtuvieron 16.

Es difícil olvidar la espectacul­ar –y muy extensa- jornada de clausura de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, en donde centenares de acróbatas hacían piruetas y coreografí­as, mientras que desde el techo del recién construido estadio bautizado como Nido de pájaros explotaban toneladas de fuegos artificial­es.

El gigante asiático no escatimó ni un yuan en el uso de chaya y luces led para garantizar el éxito del evento.

Era el comienzo de una nueva era, donde China se abría al mundo y mostraba su apertura al mundo industrial­izado y globalizad­o. Y el llamado Olympic Green fue construido desde cero e incluyó nueve recintos deportivos de primer nivel, entre ellos el mismo Nido de pájaros, con capacidad para 80 mil personas y de los destacados arquitecto­s suizos Jaques Herzog y Pierre de Meuron. También el Beijing National Aquatics Center, bautizado como Cubo de agua, debido a su futurista diseño como una caja rectangula­r formada por burbujas.

En total se gastaron más de 44 mil millones de dólares, los Juegos Olímpicos de verano más caros de la historia. Pero los números finales fueron azules, ya que las ganancias estimadas por este evento superaron los 146 millones de dólares.

Pese a eso, hay una historia que se parece a la de Atenas y a la de otras sedes tanto de verano como de invierno: varios recintos deportivos están abandonado­s,

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