La Tercera

COMO GOLPEAR A ALGUIEN CON UN PALO…

- Ricardo Hepp

y la corrección automática, son menos frecuentes en los medios. Pero, aunque los lectores no los vean, ellos cumplen su tarea día a día. Revisan reportajes y algunas secciones y suelen hacer marcas peculiares en los textos para indicar dónde se ha cometido algún error, y si éste es de ortografía, gramática o puntuación. También se preocupan de la coherencia, siguiendo una guía de estilo del medio; y cuidan que las lecturas de foto concuerden con lo que se ve en ella.

Son personas cultas, que disfrutan la sigilosa labor de corregir y aplicar el lema de la Real Academia de la Lengua: “limpia, fija y da esplendor”. En muchas cartas los lectores preguntan “¿cómo es posible que el corrector de pruebas no detectara el error?”. Lo cierto es que algunos textos no pasan por sus manos, y son el autor y su editor quienes tienen la responsabi­lidad de revisarlos: leer cada nota una o dos veces, antes de despacharl­a a impresión.

El lector Juan Emilio Herrera vuelve a preguntar: “¿dónde está el corrector de pruebas?”. Le llamó la atención un largo y destacado subtítulo en la sección Cultura del diario del 5 de agosto, que dice: “A casi cinco meses de la salida de su último director, el ex Teatro Experiment­al, que hoy celebra 75 años, ventila su sala y apalea la crisis (...)”. Pregunta, “¿paliar o apalear?”, y con humor apunta: “la acción de ‘apalear’ no deja de tener caracterís­ticas dramáticas muy afines con la escena teatral”.

Sin duda, el redactor quiso escribir “paliar” que, de acuerdo al diccionari­o académico es “disminuir la intensidad de un dolor o los efectos dañinos de algo”, como paliar la sequía o paliar el dolor. También pudo usar mitigar o atenuar. Apalear, en cambio, significa “dar golpes a una persona o animal con un palo o con algo semejante”.

El corral municipal

El lector Patricio Riquelme, que es abogado, escribe: “en la edición del domingo 21 de agosto, en el espacio del Representa­nte del Lector, usted se refiere a los estándares que deben cumplir las fotografía­s que se publican. Pero, en la página 18 de esa edición, en el marco de una noticia sobre la investigac­ión a Lan en Argentina, aparece una foto que muestra un avión decolando, pero al pie se lee: ‘Aviones de Lan en los hangares del aeropuerto de Santiago’. Plop”.

Y, agrega: “en ese mismo espa- cio, usted hizo algunas precisione­s sobre los verbos estacionar y parquear. Es cierto que en Chile la expresión más común es ‘estacionar’, pero en el ámbito municipal se emplea el término ‘aparcadero’ para referirse al recinto donde llegan los vehículos retirados de circulació­n. También se le conoce como ‘corral municipal’”.

Lo de la foto del avión no tiene ninguna explicació­n: es un descuido molesto. En cuanto a estacionar, es posible que en algunos municipios se trate de mejorar la deplorable imagen del “corral” con un término sutil o más refinado. El diccionari­o, como ya dije, también acepta “aparcadero”, pero subraya que en Chile se emplea “estacionam­iento”. Nadie querría estacionar en el “corral municipal”, ...al menos voluntaria­mente.

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