La Tercera

Acá está el campeón

Católica hizo un primer tiempo brillante y ganó con justicia. La U fue anulada y suma una nueva decepción en un año negro. Buonanotte y Noir le dieron vida a Mario Salas, que llegaba complicado.

- Rodrigo Mujica

“Es un niñito”. Esos eran los primeros comentario­s que afloraban en la tribuna oficial cuando Diego Buonanotte empezaba a buscar opciones de pase. Ese físico diminuto,reconocibl­e rápidament­e a la distancia, fue el que demostró que estos clásicos los ganan los que intentan algo distinto al promedio. Y los que además entienden cómo jugarlo, aunque tengan cuerpo de niño. Porque desde el principio fue la UC la que demostró saber qué quería. Y sin versos ni arrebatos desmedidos.

Dos laterales como Álvarez y Parot, más defensivos que los que acostumbra a ocupar Salas, ayudaron a equilibrar un elenco que además tuvo el auxilio necesario con Fuentes manejando el mediocampo. Esto permitió que Kalinski se dedicara a ensuciar la salida de la U, que Fuenzalida y Noir explotaran los costados a su antojo y que el Enano fuera el que pusiera la pausa. Y la calidad necesaria para aparecer cuando más se le requería.

¿La U? Fue prácticame­nte la misma oncena que jugó ante la Universida­d de Concepción, pero esta vez tuvo un rival que supo sacar lo peor de ella. Gastón Fernández, el que más buscó, se perdió en el mediocampo. Reyes no pudo ser la salida clara, y los pesos pesados de la zaga estuvieron muy mal. Lamentable­s. Extrañamen­te nerviosos.

Los visitantes en el Nacional, además, contaron con esa dosis de casualidad necesaria para estos duelos. Fuenzalida casi clava un go- para manejarse con una soltura inédita este semestre. Los azules concediero­n espacios, y, poco después de la apertura de la cuenta, Buonanotte sacó lo mejor de su repertorio para liquidar un mano a mano soñado.

Vilches, ya sin Jara a su lado, sacó a relucir su falta de manejo en situacione­s complejas que tantas veces le penó en Colo Colo. Una mano ridícula evidenció que se nubla ante la presión y le otorgó el 3-0 a Castillo, de penal. Partido cerrado en un solo tiempo.

Los cruzados apelaron a sus hombres con más batallas. Noir hizo lo que quiso con un Matías Rodríguez inexistent­e en la marca. Fuenzalida, con todo su empuje, demostró mucha más hambre que Beausejour, casi intrascend­ente. Hasta en los arcos, la UC marcó la diferencia: Toselli respondía, al mismo tiempo que Espinoza no sabía qué hacer con el balón en los pies. El ingreso de Lorenzetti por un Ureña, que nunca entendió su función en la cancha, le dio algo más de claridad ofensiva a los laicos, que no descontaro­n por la impericia de Mora. Ya era demasiado tarde.

Salas puso a su batallón de guerra más experiment­ado y confiable. Retrocedió unos metros para contener a una U muy predecible, y le fue espléndido. Cuando parecía muerta en el Apertura, Católica sacó pecho y le mostró a todos los que cuestionab­an su rótulo de monarca los motivos de su reinado actual. Y bajó a tierra a una U sin ideas ni carácter para levantarse como tantas veces lo ha hecho en su historia. Y que sigue dando lástima en un 2016 que, cada vez, da más signos de ser un año perdido.b

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FOTO: PHOTOSPORT Castillo comienza el festejo de su gol, el tercero de la UC.
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