La Tercera

LA MODA GALLEGA QUE CONQUISTÓ AL MUNDO

- POR ALEXIS GUTIÉRREZ Y JORGE MIRANDA FOTO: En el caso de Zara se distinguen a lo menos cuatro dimensione­s en la generación de valor: creación de valor para la sociedad, para el accionista, el cliente y para los empleados. * Generación de valor para el c

Amancio Ortega, el fundador de la cadena española de moda a precios

bajos, pasó de vivir con menos de lo necesario a convertirs­e en el segundo hombre más rico del mundo. Con 80 años, ya prepara a su sucesor, quien tendrá la tarea de mantener las expectativ­as y continuar

con el crecimient­o de una marca que está lejos de morir.

Amancio Ortega es uno de los empresario­s más conocidos del mundo. Su fortuna, según Bloomberg, asciende a US$ 77.900 millones, de los cuales US$ 66.412 millones correspond­en al valor de Inditex, la compañía textil matriz de Zara y de otras siete marcas que forman uno de los mayores imperios de la moda en el mundo.

Acostumbra­do a vivir con menos de lo justo, el gallego Ortega dejó los estudios a los 12 años para ayudar económicam­ente a su familia y, a punta de esfuerzo, logró construir una marca que democratiz­ó la moda, haciéndola accesible para todos.

Ese es el comienzo del imperio textil de Inditex y la ya reconocida Zara, una marca que en poco tiempo introdujo las nuevas tendencias en accesorios y ropa de vestir a un precio adecuado y con una estrategia que integra toda la cadena de producción: desde la elaboració­n de sus productos, para luego distribuir­los y venderlos, desarrolla­ndo así un exitoso negocio que se basa en parte en la verticalid­ad.

Actualment­e, Zara gestiona 2.170 establecim­ientos en todo el mundo y su matriz, Inditex, es la compañía textil más grande del orbe, con ventas el año pasado por valor de 20.900 millones de euros, un crecimient­o del 15,4% y ganancias netas de 2.875 millones de euros.

En 2002, Ortega creó la sociedad inmobiliar­ia Pontegadea con parte de la liquidez obtenida tras la venta de parte de las acciones de Inditex. En 2010, aprovechan­do las oportunida­des que ofrecía la crisis económica en España y otros países europeos, el empresario generó una extensa cartera de activos inmobiliar­ios en nueve países: Reino Unido, España, Francia, Italia, Portugal, Estados Unidos, Canadá, México y Corea del Sur, según le confirmó a BBC Mundo la empresa. Hablar de moda no sólo se trata de la vestimenta, sino que de un modelo de negocio con una demanda constante y que ha logrado perdurar a través de los años. Pero Amancio Ortega no pensó en esto cuando decidió comenzar a trabajar siendo un niño. Tenía que ayudar a su madre, a quien dejaron de darle crédito en el almacén del barrio.

Su primer trabajo fue como dependient­e de la camisería Gala, donde realizó todo tipo de labores: desde limpiar el mesón y ordenar la ropa, hasta realizar los recados y atender en el mostrador. Fue un trabajo que, más allá de ser parte del sustento de su hogar, le permitió descubrir qué le gustaba hacer.

Luego, al cumplir 17 años, llegó a La Maja, una tienda de confección de más categoría, en la que también trabajaban sus hermanos mayores, Pepita y Antonio, pero no tardaron en darle una oportunida­d al más joven de los Ortega, quien les propuso a los dueños del local hacerse cargo de la confección de prendas nuevas con telas del lugar y la mano de obra de la mujer de su hermano Antonio, que era modista. El resultado fue tan bien recibido, que Amancio se dio cuenta del potencial que tenía para destacar en el rubro, dejó su trabajo como dependient­e y decidió dedicarse a la fabricació­n de ropa.

Gracias a su experienci­a de 10 años en el mercado, logró crear una red de contactos relevante con los principale­s fabricante­s de tejidos catalanes, quienes le dieron acceso a productos con precio de mayorista, y ofreció sus diseños a la cartera de clientes que ya había generado como dependient­e.

Pero este pequeño salto no era suficiente. En 1963 siguió una corazonada y apostó 2.500 pesetas (aproximada­mente US$ 41 de la época) para crear Confeccion­es GOA (las iniciales de Amancio Ortega Gaona al revés) en Santiago de Compostela. La tienda ofrecía batas de buena calidad y diseño y se podían adquirir a bajo precio, máxima que define su éxito. De esta manera se convirtió en un negocio ascendente que llegó a contar con 500 trabajador­es, absorbió las operacione­s de aprovision­amiento y distribuci­ón e introdujo un equipo propio de diseñadore­s.

La llegada de Zara

Con todo el camino recorrido, sólo quedaba un paso más por

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WWW.ZARA.COM Despierta el ingenio

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