Séptima generación de la familia Cousiño toma el relevo
Verónica Cousiño Mery es parte de la séptima generación de la familia Cousiño. Asumió la Subgerencia de Marketing de la viña a inicios de año.
hijos de los hermanos Cousiño Valdés, de entre 21 y 34 años. Tras ellos, ya hay una octava generación, que hasta el momento integran ocho nietos. “Nos hemos preparado para minimizar los riesgos de conflicto entre los primos”, indica.
Dicho protocolo, cuenta, se hizo a medida de cada una de las tres ramas, pacto que después fue socializado y compartido para recoger opiniones.
Esquema de sucesión
Durante décadas, los Cousiño Valdés han cultivado una máxima: los tres integran los directorios de cada negocio y si bien cada hermano tiene su área de trabajo definida -Carlos preside la viña, Emilio preside Crillón Desarrollo Inmobiliario y Arturo es director de la viña y de Crillón-, las decisiones relevantes siempre las toman por unanimidad. “Si no se logra al comienzo, se debate la idea o proyecto hasta alcanzar esa unanimidad”, destaca Verónica.
El protocolo dejó por escrito esa forma de operar que por años fue sólo un acuerdo de palabra, cuentan otras fuentes conocedoras. También y, como en muchas empresas familiares, se definió la conformación de un consejo de familia, una instancia de participación adicional a los gobiernos corporativos. En estos últimos participan, además, asesores externos, entre ellos, el economista Cristián Eyzaguirre Johnston.
También se normó la incorporación al trabajo. La premisa general es que cada uno de los descendientes
pueda escoger su propio camino profesional, “sin sentirse presionados a incorporarse a los negocios de la familia”. Si algún integrante tiene el interés de hacerlo, los Cousiño no creen que el primer paso sea sentarse en las mesas directivas. La filosofía es que las nuevas generaciones se vayan sumando desde abajo, para que conozcan la operatividad y el día a día de las empresas.
“La familia no cierra la puerta a que ocupemos cargos en el directorio, pero acá no hacemos directores, sino gente que conozca su negocio. Nadie de mi generación va a ser director sin saber de qué se trata la empresa en la que está trabajando. Nos han inculcado que hay que conocer cómo funciona y de qué se trata el negocio para poder aportar”, dice Verónica.
El protocolo aborda, también, la propiedad y la forma de venta de las distintas participaciones en los negocios, si es que alguna rama de la familia desea enajenar su porcentaje en algún momento, señala otra fuente.
Tres son los integrantes de la séptima generación que se han integrado a las empresas. Además de Verónica, está su hermano Diego (33), ingeniero civil y subgerente de Desarrollo de Proyectos en Inmobiliaria Crillón, y Elisa Cousiño Vial (27), hija de Emilio, fotógrafa y brand manager del mercado nacional de la viña.
Viña y desarrollo inmobiliario
El apellido Cousiño está unido a la actividad industrial, minera y agrícola
de la historia de Chile. Hoy, la viña y el negocio inmobiliario son los ejes comerciales del grupo.
La viña ha sido el bastión familiar. Hoy produce 300 mil cajas, el 60% lo exporta a un precio promedio de US$ 44 la caja. En 1996, parte de la viña se trasladó a Buin, a un terreno de 300 hectáreas. Aún quedan en Peñalolén 100 hectáreas productivas, que irán disminuyendo para dar paso a la expansión del negocio inmobiliario, anticipa Verónica. “Siempre nos quedaremos aquí con unas 30 hectáreas”, añade. Tienen, además, otras 30 en Alhué, cerca de Rapel.
Para explotar de manera más rentable las 300 hectáreas que ocupaban los viñedos en Peñalolén, en 2001 la familia comenzó a desarrollar el negocio inmobiliario. Un rubro no desconocido, pues durante años se dedicaron a la renta de oficinas en el centro de Santiago y, hasta hoy, son dueños de la Galería Crillón.
A la fecha, Parque Cousiño Macul ha desarrollado más de 25 proyectos -ejecutados por Crillón y otras inmobiliariasen 150 hectáreas. Hoy viven en el sector unas 8.500 personas, habiéndose totalizado una inversión aproximada de US$ 600 millones, cuenta Carlos Basch, gerente general de Inmobiliaria Crillón.
Y los planes siguen. “Para 2017, en otro paño de terreno de la Viña Cousiño, recientemente adquirido por Crillón, se desarrollará un proyecto a 10 años, donde invertiremos US$ 250 millones para construir 1.500 viviendas”, detalla Basch.