La Tercera

De nuevo a la FEN-UCh

- Alfredo Jocelyn-Holt

EN ESTRICTO rigor, no es que de nuevo estemos ante lo mismo sino que lo mismo se nos devuelve como en una pesadilla, no habiéndose­le terminado por procesar. La noticia de platas -a través de una fundación privada “sin fines de lucro” al amparo de la Facultad de Economía y Negocios de la Universida­d de Chile (UCh), que habrían financiado políticame­nte al ministro Alberto Undurraga, maquinadas por asociados ahora “examigos” suyos (todos del Colegio San Ignacio)- data de diciembre de 2014, sin que ello, por supuesto, haya sido obstáculo para que se le destinara al gabinete. Sería la actualizac­ión de un recuento de prácticas corruptas que vienen de bien atrás. Investigac­iones judiciales suelen tomarse su tiempo y, claro, lo sabido y olvidado vuelve a ser noticia de tanto en tanto. Llámase historia.

Nos devuelve, desde luego, el parecido escándalo ése que, en su momento, sindicara al Centro de Investigac­ión Aplicada para el Desarrollo de la Empresa (Ciade) y al Instituto de Economía (Idecon), ambos de la Chile, en ilícitas asociacion­es con funcionari­os del MOP, y que aún incomodan a Ricardo Lagos. Tratándose de análogas, cuando no idénticas modalidade­s a las que, desde entonces, se nos tiene acostumbra­dos (triangulac­iones, contratos ideológica­mente falsos, prestación de servicios innecesari­os o nunca llevados a cabo, sobresueld­os…), haciendo mal uso de la universida­d, el asunto se agrava. ¿Es que se trata de un antro, no se corrigen allí dentro? El lío puede que apunte más allá de las responsabi­lidades personales de los acusados, se compruebe o no su culpabilid­ad. Conste que la fundación involucrad­a en este último capítulo de esta historia, recurrente por lo visto, llegó a manejar entre $4 y $5 mil millones anuales.

Nos devuelve, además, los mismos descargos y el “aquí no ha pasado nada”: el que a la fundación en cuestión no habría que confundirl­a con la Facultad o Universida­d (dudoso, los acusados han sido nombrados por las más altas autoridade­s académicas, y existen acusacione­s parecidas respecto al Centro de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho); el que la facultad y universida­d serían “víctimas” de estos fraudes (uno los nombra pero luego hacen lo suyo); el que esto sería una “invención de la prensa” (Luis Riveros lo diría y eso que los acusados en el MOPGate fue gente de su confianza, siendo decano de la FEN, luego rector); el que las universida­des estatales no lucran, sí, esos “paraísos fiscales”: las institucio­nes privadas (Ennio Vivaldi textual); y el que todo esto sucedería porque no se aportan suficiente­s platas fiscales a la Chile lo que lleva a que la institució­n se use como pantalla (cfr. docentes no siempre identifica­dos). Es sabido que decanos y rectores contratan a asesores de imagen, no sólo abogados, que aconsejan esta línea de defensa, también no decir nada, por si se pasa piola.

Los procesos de descomposi­ción, al igual que los judiciales, toman su tiempo, pero, avanzan, también la ruina institucio­nal. Algo de eso traté en mi libro La Escuela Tomada (2015). El caso que involucra a la Facultad de Economía sería la actualizac­ión de un recuento de prácticas corruptas que vienen desde bien atrás.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile