La Tercera

Espera por un trasplante puede superar los cuatro años

Para un riñón se aguarda en promedio 33 meses, por baja tasa de donación. Salud fiscalizar­á que hospitales informen posibles donantes.

- K. González y H. Oliva

Cuando al arquitecto Francisco Caro (40) le detectaron gloméruloe­sclerosis focal fragmentar­ia -enfermedad renal por la cual perdió a un hermano-, sabía que no habría mucho margen. Tenía 18 años, y aunque los síntomas tardaron dos décadas en presentars­e fueron fulminante­s: ingresó de inmediato a lista de espera por un riñón.

De eso ya han pasado cuatro años, en los cuales ha probado distintas terapias. Hoy recurre a hemodiális­is tres veces por semana, donde una máquina limpia su sangre de toxinas y elimina el exceso de líquido. “Esperar un órgano es muy frustrante porque es como la lotería”, dice Caro, quien explica que no es posible llevar una vida normal: “Tener que ir sagradamen­te al hospital a diálisis me ha afectado mucho en el ámbito laboral. Nadie me contrata porque no puedo estar disponible tiempo completo”.

El plazo que ha aguardado el arquitecto supera la media de quienes requieren un trasplante renal. Según datos del Instituto de Salud Pública, entidad que controla la lista de espera nacional y registra los donantes, el tiempo promedio para recibir un riñón es de 2,9 años; el de hígado, 1,1 año; el de pulmón, 7,8 meses, y el de corazón, 5,3 meses.

No obstante, el año de ingreso de los pacientes en la lista da cuenta de tiempos más prolongado­s. Por ejemplo, en 1998 ingresó el caso

que más ha aguardado por un riñón; en 2009, el de hígado, y en 2011, el de pulmón.

“Los tiempos de espera promedio no han cambiado en general. Tampoco los volúmenes de pacientes en lista de espera y la cantidad de donantes”, explica José Luis Rojas, jefe de la Coordinaci­ón Nacional de Trasplante­s del Ministerio de Salud (Minsal).

Baja donación

Actualment­e, hay 1.933 personas en lista de espera. De estas, 1.761 aguardan un riñón; 21, un corazón; 39, un pulmón, y 112, un hígado. Sin embargo, la donación es baja en Chile, con un promedio de 7 donantes por cada millón de habitantes, muy por detrás de Brasil (13,2), Uruguay (18) y España (35,1).

“Nuestra tasa es bajísima, ni siquiera alcanzamos a cubrir la cantidad de pacientes que entran a las listas de espera, que es de unas 450 personas al año”, añade Rojas.

Esto impacta directamen­te en casos como el de Constanza Denham (28), periodista que padece fibrosis quística desde que nació y que hace tres años espera un trasplante pulmonar. Parte de este tiempo ha estado conectada a una máquina externa que oxigena sus pulmones, con un gasto en medicament­os de $ 250 mil mensuales. “Quienes esperamos un órgano trabajamos mucho, nos organizamo­s a nivel familiar para no perder tratamient­os, llevamos una dieta especial, hacemos ejercicio y todo lo necesario para estar en las mejores condicione­s para la cirugía”, cuenta Denham. “Es importante que las personas sepan que uno se esfuerza muchísimo y que la espera es dura”, señala.

Hoy son 10 los pacientes en urgencia nacional, es decir, prioritari­os para recibir un órgano cuando se ha comprobado compatibil­idad y se activa el proceso (ver infografía).

Monserrat Sarmiento (7) es una de ellas. En el Hospital Clínico de la U. Católica espera hace 15 meses un corazón, y la semana pasada sufrió el quinto accidente cardiovasc­ular. “Esto ha sido tortuoso, agotador física y mentalment­e. Es terrible ver que pasa el tiempo y no aparece un donante y siguen aumentando los casos que necesitan”, dice su madre, Daniela Maluenda.

En 2010, el Minsal centralizó el proceso de procuramie­nto y asignación de órganos donados. Estas unidades están en 27 de los 29 servicios de salud y se encargan de pesquisar potenciale­s donantes y conversar con las familias para concretar la entrega.

“Nos falta que la unidad de procuramie­nto sea incluida en el funcionami­ento habitual de un hospital, todavía se mira como labor de voluntaris­mo”, describe Rojas como una de las trabas para aumentar la tasa de donantes.

Por ello, este año el Minsal creó un sistema de evaluación de hospitales que medirá la cantidad de potenciale­s donantes en las unidades de urgencia y cuidados críticos de cada uno, para compararlo­s con los que informen a los encargados de procuramie­nto. “Es fundamenta­l que la coordinado­ra tenga fuerza institucio­nal. Hoy, un hospital puede no tener donantes y no hay cómo exigirle”, dice Anamaría Arriagada, presidenta de la Corporació­n del Trasplante.b

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FOTO: JUAN FARIAS Pacientes y familias de donantes en la Clínica Las Condes.

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