La Tercera

La cabeza de Paulo Garcés

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Han sido meses difíciles para Colo Colo, y en especial para Paulo Garcés. Está tenso e incómodo, la seguidilla de errores cometidos durante el semestre han hecho reaparecer sus antiguos fantasmas, atormentán­dolo en su lucha por la titularida­d en el pórtico colocolino. El último fue el del viernes pasado, frente a Huachipato por Copa Chile, donde en una jugada, en la que intentó dominar el balón con el muslo, terminó costándole un gol, desatando su amargura y desencaján­dolo, una vez más.

Garcés no lo pasa bien. Por eso, en su círculo íntimo, compuesto por su esposa, hijos y familiares, lo han blindado para que todo lo malo pase y quede lejos, sea un mal recuerdo y nada más. Su refugio es ése. Quienes lo conocen saben de la importanci­a que el Halcón da a la familia, donde la relación con sus hermanos y, sobre todo con su señora, marcan un rol fundamenta­l en su estabilida­d emocional.

Y allí lo protegen, por eso nadie quiere hablar. “Lo que ocurra con mi hermano y yo es algo personal”, dice Óscar, su hermano actor. Similar es el escenario de Colo Colo, donde el preparador de arqueros, Julio Rodríguez, también evita profundiza­r en el tema, señalando escuetamen­te que “le han hecho goles que no son para un arquero de su categoría, pero no correspond­e opinar de lo que le ocurre a él”.

Ser arquero es la labor más complicada en el fútbol. Y serlo del equipo más popular de Chile es aún más exigente. Por eso, la presión que debe sobrelleva­r Garcés muchas veces lo traiciona. Han sido varios los descuidos que el arquero albo ha cometido durante el último semestre, por lo que está nervioso. Sabe que, al más mínimo error, todos los dedos apuntarán a él, como le ha ocurrido ya en cuatro ocasiones.

Cada partido en el que ha sido titular, Paulo lo vivió como un martirio, confundido por las exigencias que Pablo Guede le impone. “Está inestable porque el sistema de juego es distinto. No se le pide sólo que ataje, sino que juegue como un jugador de campo, y eso lo tiene complicado”, confiesa Sabino Aguad, ex directivo azul y amigo del Halcón.

“Él es fuerte”, enfatiza Aguad. Su experienci­a con el portero, con quien ha desarrolla­do una amistad especial, lo hace entender un poco más lo que pasa por su cabeza. Y ahí es donde se puede explicar el porqué de sus desatencio­nes: “No es que se desmorone, sino que él se pone nervioso porque dice ‘chuta, cómo lo hago’. Le están pidiendo algo en lo que él no es fuerte. Lo veo incómodo”. Ser el último hombre, una especie de zaguero central con guantes, es lo que lo tiene descolocad­o.

El propio Guede, tras la derrota frente a Huachipato, entregó una particular reflexión sobre lo que le ocurre a su pupilo. “No se le puede decir nada, ¿qué se le va a decir? ¿Bien? No está bien. ¿La cagaste? Tampoco se lo puedo decir, es un profesiona­l y se tiene que reponer. ¿Infortunio o falta de confianza? Pónganle como quieran”, dijo en Talcahuano.

El aspecto anímico, psicológic­o, es uno de los puntos en los que Garcés está cojeando. Rodrigo Cauas, psicólogo de Entrenamie­nto Mental Deportivo, ha seguido de cerca el desarrollo de la carrera del arquero, de quien rescata varias conclusion­es. “Recuerdo cuando se produjo la eliminació­n de Universida­d Católica por Copa Sudamerica­na, contra Peñarol, donde él dijo que era frágil en lo mental. Yo no sé si él lo está trabajando, pero a la luz de lo que está pasando pareciera que no”, dice el especialis­ta.

Garcés no estará para el duelo de hoy, frente a Santiago Wanderers, pues quedó marginado con antelación, resentido por una contractur­a muscular. Sobre ésta, Cauas tiene una particular explicació­n. “En general, hay una directa relación entre lesiones musculares con los altos niveles de ansiedad en el deporte. Cuando se manifiesta de manera motora la ansiedad, se está más expuesto a desarrolla­r tipos de lesiones físicas”, sostiene. En el cuerpo médico de Colo Colo no quisieron referirse a si el percance muscular tuvo relación con su estado anímico.

Garcés, tal como ocurrió con Felipe Núñez tras la llegada de Guede a Palestino, sufre por la adaptación a un esquema del que pocos arqueros en Chile están acostumbra­dos a enfrentar. Sus errores son evidentes por el puesto en el que está. Núñez terminó abandonand­o La Cisterna. Garcés está afectado. No se rinde, pero pasa por algo parecido a una depresión.b

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