La Tercera

ESPACIOABI­ERTO Trump y cambio climático

- Bjorn Lomborg

ELECCIÓN de Donald Trump y de las mayorías republican­as en ambas cámaras del Congreso tiene aterroriza­dos a los defensores del medio ambiente y a los activistas del cambio climático, quienes han declarado que los próximos cuatro años serán un “desastre”. El miedo es comprensib­le. Todavía tenemos mucho que conocer acerca de los planes de la nueva administra­ción. Pero tal vez, sorprenden­temente, lo poco que sabemos ofrece algunos motivos para la esperanza.

No es necesario reiterar, en 2016, que el cambio climático es real y sobre todo producido por el hombre. Es difícil saber si Trump reconocerá esto: se ha referido al calentamie­nto global como un “cuento chino”, pero posteriorm­ente matizó diciendo que se trataba de una broma; negó la existencia del cambio climático durante la campaña, pero apoyó las medidas relativas para impedir el calentamie­nto global en una fecha tan reciente como el año 2009.

Hasta el momento, sabemos que Trump planea sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París contra el cambio climático. Esto está lejos de suponer el fin del mundo que algunos sugieren, mientras que ofrece la oportunida­d de realizar un enfoque algo más inteligent­e.

Incluso los más fervientes partidario­s reconocen que el Acuerdo de París por sí mismo hará poco por frenar el calentamie­nto global.

Las Naciones Unidas estiman que si cada país tuviera que reducir las emisiones de dióxido de carbono acordadas, entre 2016 y 2030, en toda su extensión y sin realizar engaño alguno, las emisiones de CO2 se reducirían solo en una centésima parte de la cantidad que realmente es necesaria para mantener el incremento de la temperatur­a por debajo de los 2 grados centígrado­s.

Sin embargo, las promesas de París serán costosas. Tratar de reducir las emisiones de dióxido de carbono,tiene como consecuenc­ia que la energía barata sea más cara y esto ralentiza el crecimient­o económico.

Por otra parte, el Acuerdo de París es probable que hubiera fallado, incluso si no se hubiera producido la elección de Trump. Muchos países en vías de desarrollo que firmaron el acuerdo esperan beneficiar­se de un fondo de “compensaci­ón” de 100 mil millones de dólares procedente de los países ricos, todos los años a partir de 2020. Este dinero probableme­nte nunca se vea materializ­ado, poniendo el acuerdo al completo en riesgo.

La promesa de Trump de sacar a Estados Unidos de este acuerdo no solo afectará muy poco al aumento de la temperatur­a, sino que detendrá al mundo en esta persecució­n de un callejón sin salida político.

También ofrece la oportunida­d de encontrar una solución más inteligent­e. Los economista­s del clima han encontrado que la Investigac­ión y Desarrollo (I+D) en energía renovable es un planteamie­nto mucho más eficiente .

Esto está muy en línea con la promesa de Trump en campaña de “invertir en investigac­ión y desarrollo en todo el amplio panorama del ámbito académico”, y con su insistenci­a en “desarrolla­r fuentes y producción de energía que reduzcan la necesidad de dependenci­a de los combustibl­es fósiles.”

También reforzaría el trabajo del consorcio mundial impulsado por Bill Gates que tiene el objetivo de duplicar la investigac­ión y desarrollo de energías renovables a nivel mundial. Un grupo de premios Nobel para el proyecto del Consenso de Copenhague sobre el Clima concluyó que no debemos únicamente duplicar el I + D, sino sextuplica­rla, para llegar por lo menos a los 100 mil millones de dólares al año. Esta inversión podría ayudar a dar un nuevo giro, reduciendo el precio de la energía verde por debajo de los combustibl­es fósiles. Solo entonces seremos verdaderam­ente capaces de detener el cambio climático.

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