La cena del bicampeón
Con un banquete íntimo, pero también multitudinario, la UC despidió en familia un 2016 para el recuerdo.
Tras posar en las instalaciones de San Carlos para la tradicional foto oficial de campeón en el lluvioso mediodía santiaguino, el plantel de Universidad Católica (ya legendario, pese a haberse probado la corona menos de 24 horas antes), asistió en Pudahuel a una actividad social en uno de los centros de la Conaiquem, la corporación de ayuda al niño quemado.
Pero no fue hasta la caída de la noche que comenzó, en las dependencias del Ho-
Vtel Sheraton de Santiago, el aguardado festejo cruzado. Una ceremonia íntima, reservada para jugadores, cuerpo técnico, dirigentes y familiares que contó, sin embargo, con una lista de 260 invitados. Porque tampoco quisieron perderse el emotivo banquete algunos de los que ya no están, pero nunca se fueron, como el inmortal capitán Mario Lepe, o los ex presidentes Jaime Estévez, Felipe Achondo o Luis Larraín.
Uno de los primeros en llegar a la cita, programada arias lecciones -si es que alguien decide aprender de ellas - ha dejado el término del actual torneo. Desde luego le ha otorgado un soporte, una ficha o un respaldo, llámelo como quiera, a dos clubes que supieron cuidar lo que tenían entre manos cuando arreciaban las críticas.
Tanto Universidad Católica, el flamante y merecido bicampeón, como Colo Colo, finalista de la Copa Chile, quinto en la tabla pese a su desastroso comienzo y el único equipo que, en rigor, no fue superado nunca por la maquinita de Salas, hicieron una apuesta correcta al proteger y blindar a sus cuerpos técnicos. No se asustaron, no se pusieron nerviosos ante la presión de los hinchas o de ciertos sectores de la prensa. Y descubrieron lo que era evidente para pocos: había que esperar ya que tenían en sus filas a dos muy buenos entrenadores, a profesionales actuales, obsesivos, claros en sus conceptos que, para las 21:00 horas, fue precisamente el actual timonel de la entidad, un emocionado Juan Tagle, que comentó en su arribo al complejo hotelero: “Lo esperamos, lo soñamos y ahora hay que buscar nuevos objetivos. Lo más importante es mantener lo más posible el plantel que tenemos. Ahora a celebrar”.
Y la celebración partió con un cocktail precedido por la llegada al salón San Cristóbal, epicentro del evento, de la ansiada copa, portada por Nico Castillo. En 27 mesas redondas para diez comensales cada una, los bicampeones disfrutaron de una suculenta cena a base de carpaccio de atún, carne de res y torre de chocolate. Todo ello con tres invitados de excepción; los trofeos del Clausura, el Apertura y la Supercopa conquistados este año por el club y dispuestos en el salón sobre tres pedestales. Durante todo la velada, que se extendió por varias horas, tan sólo rostros de felicidad y satisfacción entre los artífices de la gesta. Y un único leitmotiv: el brindis por el bicampeoneato.b