El ignorado súper técnico de 2016
Reinaldo Rueda cerrará un ciclo histórico en el Mundial de Clubes. La FIFA no incluyó al DT de Atl. Nacional como candidato al Mejor del Año.
A Reinaldo Rueda se le ve caminar a ritmo lento, con un vaso de café, y algún distraído no se percatará de que es el entrenador del mejor equipo de América. El vallecaucano, de 59 años, atendió a La Tercera poco antes de abordar el vuelo que llevaba a Atlético Nacional a Japón para afrontar la Copa Mundial de Clubes.
Pero ni siquiera la cercanía del torneo le hace perder su paz. Esa calma que transmite a sus jugadores, a quienes les insiste en salir a la cancha a divertirse con orden. “Hemos tenido un año bendecido por Dios, por todo lo que hemos logrado, el comportamiento del equipo. Este semestre ha sido muy desgastante, difícil, pero teníamos motivación”, afirma.
“Esa meta de llegar al Mundial de Clubes hizo que se generara una motivación, un gran profesionalismo y una competencia interna muy sana. Eso mejoró el rendimiento de muchos jugadores. También se quería jugar la final de la Copa Sudamericana, pero esas situaciones del destino lo impidieron”.
Rueda trata de centrarse en lo futbolístico y no remover el dolor que produjo la tragedia del avión de Chapecoense. Sin embargo, le resulta imposible pasar la página. Su rostro cambia y sus ojos se humedecen al evocar a las víctimas: “Esa tragedia nos duele en el corazón. El homenaje que le hicimos en el Atanasio fue muy emotivo. Alexis (Henríquez), nuestro capitán, no estaba en condiciones de hablar y el gerente deportivo me pidió que lo hiciera yo. Eran momentos difíciles y dije lo que me salió del corazón. Era brindar un apoyo a las familias de esas personas que no pudieron llegar a disputar una final, todo un sueño”.
Esaa sensibilidad se reprodujo el sábado en el vestuario Fue justo cuando el equipo de Medellín consiguió el boleto a las semifinales colombianas: “Nos enorgullece el reconocimiento que hubo para Medellín y toda Colombia desde todas partes del mundo. Atlético Nacional demostró que los colombianos somos buenos y que tenemos una gran calidez humana. Después del juego contra Millonarios nos visitaron familiares de los sobrevivientes del accidente y más que celebrar por la victoria quisimos expresarles nuestro apoyo y que se sintieran que estaban en su casa. Desde ahora somos el Chapecoense de Medellín”.
Rueda, en el cargo desde 2015, ha sabido conducir a Nacional al título de la Copa Libertadores, la Liga y la Copa de Colombia, además de alcanzar la final de la Copa Sudamericana y disputar las semifinales del torneo doméstico. “No podemos pedir más”, señala, con humildad. Con este palmarés, pocos dudarían que la labor del entrenador, que en el pasado llevó a la Copa del Mundo a las selecciones de Honduras (2010) y Ecuador (2014), es digna del reconocimiento. Sin embargo, el comité de expertos de la FIFA no le incluyó entre los 10 mejores de 2016: “Ellos son los que saben; los números y los títulos están allí”.
Ahora tiene ante sí el reto del Mundial de Clubes: “Mucha gente me decía que no agarrara el banquillo de Nacional, que era difícil, pero yo lo hice con fe y aquí estamos cumpliendo nuestros sueños. Cuando llegué les dije a los jugadores que asumiéramos juntos el reto internacional. En Colombia ya habían ganado todo y lo que les quedaba era trascender de puertas para afuera. Y con convicción y mística nos hemos fortalecido”.
Y ahí va Rueda, pendiente de un torneo en el que deberá luchar contra los husos horarios y, también, con el horizonte de una hipotética final con el Real Madrid.b