Lecciones del voto electrónico
LAS PRIMERAS dos experiencias del voto electrónico en Chile, llevadas a cabo por la misma empresa, destinadas a renovar las directivas de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF) y de la UDI mostraron que su implementación es más compleja de lo previsto. Ello abre dudas razonables sobre la conveniencia de ampliar este tipo de mecanismos para los comicios que se aproximan en los próximos meses: elecciones primarias, legislativas y presidenciales. Más allá de lo anacrónico que parece el sistema actual de votaciones, éste ha cumplido al entregar seguridad a los participantes y confiabilidad en los resultados, tal como lo demostró la reciente elección municipal.
Pese a estas imperfectas experiencias iniciales, no deben desecharse las posibilidades que un sistema de votación más moderno puede significar para incrementar o, al menos, detener la caída de la participación electoral tras la implementación del voto voluntario. Cabe recordar que la abstención en las elecciones de octubre alcanzó el 65%.
Es evidente que si la oferta de candidatos y propuestas presentada a los electores no es suficientemente atractiva, ningún mecanismo de votación, por sofisticado que sea, podrá revertir la tendencia a la baja de la participación electoral. Sin embargo, no puede descartarse que las mayores facilidades que significa el voto electrónico –menos tiempo de espera y, fundamentalmente, sufragar en cualquier centro de votación del país y no necesariamente en el cual se está inscrito, como sucede actualmentejunto con otras medidas complementarias como elecciones en días hábiles, voto anticipado o a través de internet, pueden quebrar la tendencia e incentivar la participación. Las recientes experiencias de voto electrónico sugieren que la posible introducción de estas tecnologías deben ser evaluadas con la debida calma, sin descartarlas por anticipado ni tampoco precipitarlas.