ESPACIOABIERTO La Revolución Fintech
¿HA ESCUCHADO ese término antes? Yo la verdad lo conocí hace poco, no así su relevancia, ya que va camino a ser una importante democratización de los servicios financieros, claves en el desarrollo, pero de evidente menor acceso hasta ahora para los sectores de ingresos más bajos.
La llamada revolución Fintech no es otra cosa que poner el desarrollo de las tecnologías de la información al servicio de la industria financiera, al igual como hemos visto con el retail, el transporte, la hotelería, la música y tantos otros rubros que están utilizando la revolución TI como un canal crecientemente relevante. Los principales beneficiados de estos cambios somos los consumidores, no solo a través de costos mucho menores, sino también de mejores servicios, más seguros, y con significativos ahorros de tiempo y trámites.
La creatividad y el emprendimiento de profesionales chilenos está permitiendo que negocios a pequeña escala, los cuales hasta ahora enfrentaban evidentes barreras de entrada en los servicios financieros, puedan ver satisfechas sus demandas en una forma tanto o más eficiente y efectiva que la que tienen grandes empresas. El avance tecnológico está permitiendo entonces “emparejar la cancha” entre empresas grandes y pequeñas, algo que las políticas públicas y las regulaciones han intentado con muy poco éxito durante años. Como ejemplos, acceso a crédito más barato, junto con mejores alternativas para pequeños ahorrantes, compra y venta de moneda extranjera con un significativo ahorro de comisiones, ratings crediticios con información positiva, y en general avances hacia un proceso de desintermediación en que las plataformas tecnológicas permiten conectar en forma directa a oferentes y demandantes de servicios financieros, lo que genera no solo ahorro de costos, sino también en tiempo de procesos ¡todos ganan!
Si miramos el fenómeno desde un punto de vista más teórico, sabemos que un mercado competitivo requiere información perfecta para consumidores y oferentes, condición muy difícil de cumplir en la práctica. De hecho, gran parte de los problemas de falta de competencia se generan por asimetrías de información, o producto de que el costo de informarse en forma perfecta es muy elevado. Ese es el problema que resuelven en un grado significativo las tecnologías de la información. Piense por ejemplo que está pensando comprarse un electrodoméstico. En muy pocos minutos en la comodidad de su casa puede comparar diversas alternativas, tanto de compra al contado como en cuotas. Algo similar es lo que pasa con una plataforma que conecta a demandantes y oferentes de fondos, evitando parte importante de los costos de transacción.
Pero ¿efectivamente todos ganan? Sin duda que el ahorro de costos se debe en parte a que la desintermediación requiere un menor número de trabajadores participando en la transacción, y por ende, esta revolución Fintech, al igual que ocurre en el retail y otros rubros, reduce la utilización de mano de obra. No se trata de detener el avance tecnológico para evitar el efecto negativo en el empleo, sería como haber prohibido el e-mail para proteger a los carteros. Lo importante es que las políticas educacionales y laborales se hagan cargo de estos cambios, a través de educación, capacitación y flexibilización del mercado del trabajo. Lamentablemente, todo indica que en estos campos hemos tomado la dirección equivocada; tendremos los beneficios del avance tecnológico, pero deberemos pagar costos en términos de puestos de trabajo perdidos.