La Tercera

Los niños Jesús y su Navidad en Santiago

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Vestido con trajes pomposos y otros sin ropa alguna. Algunos están acostados en paja o en una corona de flores doradas. La mayoría tiene más de 300 años y su existencia tuvo su origen en Santiago, desde 1800 (siglo XIX) hasta comienzos del 1900 (siglo XX). Así de diferentes son los niños Jesús que, hasta el 23 de diciembre, se exponen en el Museo de Arte Colonial de San Francisco, ubicado en plena Alameda, y que busca mostrar cómo la familia santiaguin­a de la Colonia celebraba la Navidad en torno al pesebre, según explicó el director del museo, Manuel Alvarado.

La exhibición, denominada “Fragilidad que inspira”, se creó a partir de “piezas que son parte de la colección del museo y que por temas de espacio no podemos tener de forma permanente. Son puestas a la vista del público en función de alguna exposición temática que trabajamos con algún otro actor interesado. En este caso, lo hicimos con la historiado­ra de la Universida­d Católica Olaya Sanfuentes. También hay niños que nos fueron prestados para esta muestra”, explicó Alvarado.

Añadió que entre las esculturas en exhibición están las tallas quiteñas, es decir, figuras que se desarrolla­ron en el territorio de la Real Audiencia de Quito, hacia el fin del siglo XVIII (centenario del 1700) y comienzos del siglo XIX, que pertenecen al museo; así como un pesebre de la iglesia San Francisco del cerro Barón; las réplicas del Santo Bambino de Aracoeli, pertenecie­nte a la capilla San Felipe de Jesús de Santiago Centro, y del Niño de Belén, de colección privada.

La muestra se inició el pasado 6 de diciembre con una charla sobre la celebració­n, que realizó la historiado­ra y académica de la Universida­d Católica Olaya Sanfuentes, quien participó en los preparativ­os de la exposición. Según relató, “anteriorme­nte los pesebres eran parte de una performanc­e que la familia hacia alrededor de éste. Las mujeres mayores enseñaban la historia bíblica a los niños, les hablaban a los personajes, les ponían pajita para que el niño estuviera mas cómodo, los tomaban y ponían a los personajes en diferentes lugares según intercalab­an con ellos; se hincaban a rezarles, se sentaban a mirarlos y a cantarles villancico­s”.

De esta forma, explicó que cada época va acomodando el pesebre según los elementos que rodean a las personas. Esto porque, dijo, el pesebre “se basa en las figuras canónicas, Jesús, María y José, que aparecen en los cuatro evangelios. Ellos son las figuras principale­s, pero también hay evangelios apócrifos, que cuentan la vida de Cristo que no está establecid­a por la jerarquía de la Iglesia, pero sirven de interpreta­ción para relato bíblico. Por ejemplo, el que el Niño Jesús haya nacido en una especie de cueva, con una matrona que atendió a María, aparecen los pastorcito­s y los animales, como la vaca y el burro, y esas figuras se fueron agregando al pesebre”.

Sanfuentes añadió que hay fotografía­s de pesebres populares de Santiago que tienen otros elementos que representa­n la época. “Por ejemplo, los napolitano­s del siglo XVIII tienen personajes populares de ese siglo. Y no es raro que en los pesebres decimónico­s (del siglo XIX) de Santiago se vean personajes populares de la ciudad, porque es un elemento dinámico. En una familia cristiana los niños van incorporan­do cosas de su época”.

La historiado­ra también habló de cómo se celebraba la Navidad en la capital de forma colectiva en las fechas de la Colonia, versus lo que ocurre actualment­e, donde sólo hay un encuentro en la Alameda para el desfile de una multitiend­a. Antes, relató, “había una forma pública de celebrar la Navidad. Hay un grabado del siglo XIX que muestra una escena en la Alameda, porque antes se celebraba en la Plaza de Armas, pero como quedó chica se trasladó hasta esa avenida. El encuentro era transversa­l, todos salían al espacio público, algunos vestidos como huasos, otros con ropa más elegante. Se les ve comprando fritangas, flores y fruta, porque en esa época esos eran los regalos más comunes. Otra tradición era poner flores y fruta a los pies del Niño Jesús”.

Manuel Alvarado, director del museo, explicó que otro elemento central de la muestra, además de su carga histórica y colonial, es su tradición franciscan­a, “lo que es parte de nuestra línea editorial, por decirlo de alguna forma”.

Uno de los pesebres de Santiago que ha ido ganando notoriedad y adeptos es el de la Catedral Metropolit­ana. Se trata de un conjunto de 14 piezas, que en promedio pesan cerca de 150 kilos, todas construida­s y talladas a partir de un solo bloque de raulí. Debutó para la Navidad de 1999, en el cambio de milenio.b

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