La Tercera

La Navidad más triste de Venezuela

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No le hagan cartas a Santa Claus, porque no les llegarán juguetes. Hágansela al Niño Jesús, o en el peor de los casos, a San Nicolás”, dijo el domingo el Presidente venezolano Nicolás Maduro a través de su programa de televisión “En Contacto con Maduro”. “La Navidad la tendremos con San Nicolás, pero sin barba, sino con bigote”, añadió riéndose. El mensaje, aseguró, iba dedicado a los niños, a pocos días de las festividad­es.

Su comparació­n con el icono navideño llegó en un momento “preciso”: fue un par de días después de que la superinten­dencia Nacional de Precios Justos, confiscara más de cuatro millones de juguetes de la empresa Kreisel, por presunto acaparamie­nto y especulaci­ón de precios en la mercancía. Maduro también compartió una idea que le rondaba tras la confiscaci­ón: convertir la empresa en una fábrica estatal de juguetes, con el apoyo de China, uno de sus aliados políticos.

Las declaracio­nes del Presidente venezolano tuvieron un eco inmediato en los medios locales y causaron indignació­n en las redes sociales. Los dirigentes opositores lo tildaron de un “robo” y algunos ciudadanos aprovechar­on de quejarse de la profunda crisis económica por la que atraviesa el país. “Robar juguetes a Kreisel no traerá felicidad a nuestros niños que no tienen comida ni medicinas”, dijo una usuaria de Twitter.

Venezuela vivirá este año una de las navidades más tristes. A pesar del clima de aparente celebració­n navideña en distintas ciudades del país -la figura de Santa Claus, pinos y pesebres pueden verse en estaciones de buses y lugares públicoslo­s ciudadanos no sienten necesariam­ente lo mismo.

“Estas navidades las madres tendrán que enfrentar una dura decisión: comprar ropa, comida o juguetes. La situación económica que enfrenta al país solo dejará una, si acaso dos de las opciones. Creo que estas serán las navidades más tristes de la historia venezolana”, aseguró la directora de la fundación Manos Para Vargas, Lucía Marquina al diario local El Nacional, que cada año recolecta juguetes para niños de escasos recursos. Según esta fundación, en 2016 las festividad­es estarán marcadas por la “falta de poder adquisitiv­o”. Solo la venta de juguetes ha disminuido en estos meses más del 60%. El país, que terminará el año con una inflación de más del 700% según el Fondo Monetario Internacio­nal, sufre de escasez de alimentos básicos y medicinas. Y si antes los venezolano­s tenían que hacer fila en supermerca­dos y tiendas, ahora también tienen que esperar para retirar y cambiar dinero. La decisión de sacar de circulació­n el billete de 100 bolívares y la falta de liquidez ha obstaculiz­ado aún más la vida diaria. Si antes los aguinaldos eran utilizados para adquirir un electrodom­éstico, ahora serán utilizados por la mayoría de los ciudadanos para obtener alimentos. Según el Centro de Investigac­ión Social, un 67% de los hogares de Caracas no tiene comida suficiente como para alimentar a la familia completa por una semana.

“Estrenos”

Como parte de la tradición venezolana las familias de distintas clases sociales solían adquirir los “estrenos”, es decir, ropa y tenidas especiales para las fiestas de fin de año. Ese tipo de compra pasó de ser una tradición a un lujo. Según El Nacional, las ventas de estrenos cayeron este año entre un 75% y 80%. Y si los juguetes y la ropa nueva para muchos ya estaban totalmente descartado­s, la tradiciona­l cena navideña también está al borde de la extinción. Uno de los alimentos clásicos para estas fechas son las hallacas, un pastel hecho con masa de maíz sazonada con caldo de gallina. Pero no todos los ingredient­es están disponible­s en el mercado para su preparació­n. Así, más de 50% ha aumentado en un mes el costo de preparar esta receta. Según El Nacional, cocinar de 50 a 60 hallacas equivale en estos momentos a entre 3,1 ó 5,7 salarios mínimos. El salario mínimo en Venezuela es de 27, 092 bolívares, que al precio del dólar paralelo no llega a los US$ 11.

Consultado­s por un diario local sobre cuántas hallacas prepararía­n en las festividad­es, muchos ciudadanos usaron las redes sociales para detallar la situación. La venezolana Bendelmar Suarez aseguró en Twitter: “¡Yo por lo menos, ni una! No tengo harina ni para hacerme una arepa”. Y la usuaria Luisa López agregó: “¿Con qué harina? Si estos degenerado­s le quitaron al venezolano hasta la alegría de sus hallacas”.

Sin embargo, la ministra de Agricultur­a Urbana, Lorena Freitez, intentó salvar la situación al lanzar el plan “Hagamos una vaca para las hallacas”. La ministra aseguró que en distintas comunidade­s se venderán los “combos hallaquero­s” para realizar 25, 50 ó 100 hallacas, cuyos ingredient­es son recuperado­s de huertos familiares, iniciativa que el gobierno ha intentado promover a lo largo del año. Pero esta medida no fue recibida con mucho entusiasmo.

Lo mismo ocurre con los adornos. De hecho, los precios de los pinos naturales importados de Canadá que muchas familias adquirían para estas fechas han subido alrededor de 533%.b

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