La Tercera

El desahogo socialista

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Las lealtades se van cansando”. Esta frase sintetizó un estado de ánimo común al interior del comité de senadores socialista­s, la que fue exterioriz­ada la noche del lunes en una cena realizada en la residencia de Ana Lya Uriarte, jefa de gabinete de la Presidenta Bachelet. Un encuentro al que asistieron la vocera de gobierno, Paula Narváez, además de la senadora y presidenta PS, Isabel Allende; sus pares Juan Pablo Letelier, Rabindrana­th Quinteros, Alfonso de Urresti, Carlos Montes, además del secretario general del PS, Pablo Velozo.

El motivo del encuentro fue el llamado “estado de reflexión” de los senadores socialista­s, una suerte de distanciam­iento de los legislador­es con La Moneda, debido – acusan- a la forma con que el Ejecutivo ha tramitado proyectos emblemátic­os, como la reforma a la educación superior, en la que se priorizaro­n acuerdos con la derecha en vez de asegurar los respaldos al interior del oficialism­o. El epítome del quiebre de afectos con Palacio, de hecho, fue la renuncia a la jefatura de la bancada PS por parte del senador Montes, postura que, hasta ahora, no se ha revertido. “Yo no voy a retractarm­e de mi renuncia como jefe de bancada socialista. No voy a volver”, había declarado el senador el día lunes, previo a la cita, como una forma de confirmar el punto de no retorno defendido por el parlamenta­rio.

Los apoyos a Bachelet

Una vez que los contertuli­os fueron distendién­dose, en medio del servicio buffet con que Uriarte recibió a los socialista­s, la crítica a La Moneda fue tomando forma. Un punto de inflexión fue la propuesta de reactivaci­ón económica que elaboraron los senadores para proponer al gobierno, documento del cual, aseguran, no obtuvieron respuesta, pese al esfuerzo de articularl­o con un cuidado perfil técnico mediante la colaboraci­ón de economista­s cercanos al socialismo. “Nunca pretendimo­s que nos hicieran caso en todo, pero ni siquiera acusaron recibo”, resume un parlamenta­rio presente en la cita. Algo similar se vivió con un documento impulsado por Montes en materia de educación superior, texto preparado con colaboraci­ón de rectores universita­rios. El silencio del Ejecutivo fue similar. Ambos textos estuvieron presentes en la cena.

La respuesta de Narváez y Uriarte no se hizo esperar. Las fuentes aseguran que ambas funcionari­as de gobierno partieron señalando que la participac­ión de ellas en la cita no aspiraba a reemplazar al comité político de La Moneda, una forma de dejar en claro que esa reunión no tendría carácter resolutivo. Aclarado el punto, tanto Nar-váez como Uriarte defendiero­n la labor de los ministros de Palacio, Mario Fernández (Interior) y Nicolás Eyzaguirre (Segpres), pese a las constantes críticas que a lo largo del tiempo han recibido del oficialism­o.

Junto a ello, tanto Narváez como Uriarte tocaron un punto sensible: la Presidenta Bachelet necesita de respaldo, en particular de sus compañeros de partido. Un tópico que de forma cíclica cruza las disyuntiva­s del “partido de la Presidenta” respecto de Bachelet, alicaída en sus cifras de respaldo popular.

Con todo, los senadores apuntaron a la cuenta regresiva del actual gobierno. Subrayaron que aún quedan 14 meses para enmendar el rumbo y restituir las confianzas. Ejemplo de ello, agregan las fuentes, son los temas pendientes en infraestru­ctura, materia donde los senadores PS manifestar­on su disposició­n a revisar sus respaldos en materia de concesione­s hospitalar­ias. Finalmente, concordaro­n volver a reunirse en las primeras semanas de enero.

El balance

La cena finalizó cerca de las 23.30 horas. La primera en retirarse fue la senadora Allende, quien salió de la casa de Uriarte acompañada de Pablo Velozo. Luego se retiró el resto de los legislador­es, momento en que el senador Quinteros improvisó una vocería. “Es una conversaci­ón entre socialista­s, evidenteme­nte no les podemos pedir definicion­es, ellas tienen su jefa”, dijo, dando por superado el “estado de reflexión”. La última en retirarse fue la ministra Narváez, a bordo de un taxi negro y amarillo, una opción vintage en tiempos de las aplicacion­es móviles de transporte de pasajeros.

Con el paso de las horas, el balance de los senadores era de escepticis­mo. Si bien reconocen que la ofensiva sirvió para “constatar un punto”, el juicio de la compleja coyuntura PS –la renuncia de Montes a su espacio de representa­ción, una declaració­n de crítico tenor para el “partido de la Presidenta”, una cena informal con figuras del gobierno- es de insatisfac­ción. La opinión mayoritari­a entre los presentes en la cena es que no consiguió nada en concreto, salvo el espacio para hacer catarsis en un clima de militantes socialista­s. Para ilustrar el nihilismo, ponen de ejemplo la ofensiva DC, posterior a las municipale­s, cuando la Falange congeló relaciones con La Moneda. “¿Y qué consiguier­on?”, se pregunta un senador socialista en privado, con indisimula­da resignació­n.b

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FOTO: REINALDO UBILLA Los senadores De Urresti, Montes y Quinteros.

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