ALGUNOS DE LOS TESTIMONIOS
“Pido ser perdonado por quienes les produje dolores y zozobras en los momentos que participé en la implementación de políticas de seguridad pública en el gobierno militar”. “Alguna acción realicé que produjo dolores innecesarios a las personas que debía proteger. Respecto de la solicitud de perdón acerca de mi delito por el cual permanezco preso, ya la hice”. “Cumplí órdenes militares, poniendo especial celo en su ejecución porque pensaba que tales órdenes eran legítimas. Creo necesario pedir ser perdonado por todos esos dolores, zozobras que produje”. Puga, la actividad cumplió su objetivo, y dijo que él asistía “como víctima de la dictadura. No me hago más ilusiones de lo que oí esta mañana. Escuché a los que sinceramente pidieron perdón. No me meto a juzgar el corazón de la gente”. En esa misma línea, el capellán Álvarez precisó “yo creo que Dios está haciendo algo extraordinario en este país, porque no había sucedido en años que hubiera personas dispuesta a pedir perdón”.
El optimismo de los religiosos contrastó también con el celo de familiares y cercanos a las víctimas de algunos que pidieron perdón. Es el caso de Javiera Parada, hija de José Manuel Parada Maluenda, secuestrado y asesinado por efectivos de Carabineros en 1985 en el caso Degollados, quien advirtió que “el perdón, el sentimiento y aceptación es un acto personal, no social ni político, y aquí lo que se necesita es que quienes tienen información la entreguen por los miles de desaparecidos que aún no son encontrados”.
Más duro fue el abogado de la familia Prats, Luciano Fouillioux, quien indicó que “a Iturriaga Neumann yo no le creo nada, tengo que concederle el beneficio que pueda haber dicho algo importante, lo que desconozco, pero esto tiene que decirlo en relación a las hijas del general Prats y no en un acto ecuménico-político”.b