La Tercera

Un nuevo espíritu

- Sergio Bitar

DESPUÉS DE este gigantesco incendio no podemos seguir pensando y comportánd­onos igual. Solo imaginemos la magnitud de los desafíos que enfrentare­mos los próximos años y cómo encararlos. A los desastres naturales, que se agudizarán por el cambio climático, se nos suman difíciles temas económicos, sociales y políticos. Mejorar la salud pública y la educación, reformar el sistema de pensiones y garantizar la seguridad ciudadana son metas ineludible­s para reducir la vulnerabil­idad de la mayoría y acrecentar nuestra cohesión nacional. Elevar la productivi­dad, adiestrars­e en las nuevas tecnología­s para crear nuevos empleos; satisfacer las demandas de igualdad y participac­ión son tareas de magnitud muy superior a las del pasado. La ciudadanía empoderada, educada, conectada tiene niveles de expectativ­a crecientes. A nivel global, los escenarios son inquietant­es, la polarizaci­ón política, social, religiosa y los nacionalis­mos se acentuarán, con riesgo de conflictos militares y deterioro económico. Requerimos niveles más elevados de acuerdo interno para aprovechar oportunida­des a tiempo.

Lo que hemos visto en estos días nos muestra un gran espíritu de solidarida­d, responsabi­lidad y resistenci­a. Es el nuevo espíritu que debemos levantar y proyectar. Quien no advierta que el reto principal en Chile y América Latina será la gobernabil­idad, comete un enorme error. Los gobiernos cuentan con bajos niveles de aprobación en toda la región y las institucio­nes cuestionad­as, mientras las sociedades se vuelven complejas y los problemas más difíciles de resolver.

¿Qué hacer? No hay respuesta simple. Las campañas presidenci­ales representa­n una oportunida­d. Nuestra prioridad es privilegia­r ahora el debate de las ideas y programas de futuro con amplia participac­ión ciudadana. Sin embargo, sabemos que un programa no basta para impulsar la acción. Lo que nos movilizará es un nuevo espíritu. No basta un programa si no cambiamos el estado de ánimo de Chile. Esconderse en la indiferenc­ia, agredir con críticas destructiv­as o practicar la queja deprimente no sirve a nadie.

Todos los sectores políticos y organizaci­ones sociales deben ayudar a construir coincidenc­ias nacionales, en vez de fomentar la confrontac­ión. La centroizqu­ierda debe asumir la tarea de articular un acuerdo nacional en torno a cuatro grandes temas: proseguir la inclusión social para la convivenci­a; diseñar nuevas modalidade­s de participac­ión ciudadana para afianzar la democracia; impulsar una transforma­ción de las capacidade­s productiva­s, para el desarrollo con innovación y sostenibil­idad; y, modernizar la capacidad del Estado para encarar los nuevos retos.

Las candidatur­as, presidenci­ales y parlamenta­rias, deben afianzar ese espíritu de concordanc­ia estratégic­a, de rigor programáti­co y de responsabi­lidad personal y colectiva. Los candidatos que poseen y proyecten esas cualidades deben ayudar a difundir ese nuevo espíritu que se ha puesto de relieve estos días. Los candidatos presidenci­ales serios pueden convocar a equipos en las regiones, y recoger propuestas, para gobernar mejor. Si únicamente prevalece la pugna electoral no nos irá bien como país. Saquemos lecciones de esta tragedia para cambiar nuestro ánimo y mejorar la política. Claro que podemos. No basta un programa si no cambiamos el estado de ánimo de Chile. Las candidatur­as presidenci­ales deben afianzar ese espíritu de rigor programáti­co.

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