ESPACIOABIERTO Acuerdo de París
EL SENADO de Chile acaba de ratificar el Acuerdo de París, un paso muy importante ya que dará impulso a la implementación de la agenda de cambio climático. El momento es especialmente relevante dada la lucha en curso contra los megaincendios que han afectado trágicamente al país.
La rápida entrada en vigor del acuerdo muestra que la transición hacia una economía baja en carbono y resiliente está en marcha. El Acuerdo de París, que busca limitar el aumento medio de la temperatura global a muy por debajo de 2° C, requiere que los países preparen progresivamente cada cinco años sus planes de cambio climático.
Chile se compromete al 2030 a reducir sus emisiones de CO2 por unidad de PIB en 30% con respecto al nivel alcanzado en 2007 (y hasta un 45% con apoyo internacional).
Chile tiene dos razones principales para apoyar firmemente el auerdo. Primero, el país es muy vulnerable a los impactos del cambio climático. Los megaincendios han afirmado cruelmente la importancia de la ratificación del acuerdo y la urgencia de construir resiliencia para aguantar un clima cambiante que puede aumentar la frecuencia e intensidad de los eventos naturales extremos como la sequía y altas temperaturas.
En segundo lugar, una ambiciosa agenda de cambio climático puede estimular un crecimiento más limpio incluyendo energías renovables. “The New Climate Institute” explica que si Chile aumentara la ambición de su plan y pasara al 100% de energía renovable para el 2050, podría evitar gastar US$ 5.300 millones al año en combustibles fósiles, crear 11.000 empleos verdes y prevenir 1.500 muertes prematuras por contaminación en Santiago.
Chile está tomando medidas significativas para descarbonizar su sistema energético, aumentar sus áreas boscosas y atraer inversiones en energía limpia. Climatescope 2016 ubica a Chile en el primer lugar de América Latina (y en segundo lugar en el mundo, luego de China) por su capacidad para atraer inversiones en energía limpia, que pasaron de US$ 1.300 millones en 2014 a US$ 3.200 millones en 2015.
Sin embargo, los retos persisten. A pesar del crecimiento de las energías renovables, el sector energético sigue representando aproximadamente 77% de las emisiones del país debido principalmente al consumo de carbón y diesel para la generación y transporte de electricidad.
A su vez, se debe cerrar la brecha financiera para implementar las políticas de cambio climático. Según estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía, Chile necesita alrededor de US$ 24.000 millones en inver- siones en infraestructura energética antes del 2023.
Para cerrarla, será crucial la participación del sector privado. Su contribución es alentadora, pero sigue siendo insuficiente. El aumento de la participación de los bancos chilenos y de los inversionistas a largo plazo, como los fondos de pensiones, representa una fuente de capital potencialmente importante. La nueva Agencia sobre Cambio Climático y Desarrollo Sostenible apunta a acelerar la participación del sector privado.
Con su plataforma NDC Invest, el Banco Interamericano de Desarrollo puede apoyar a Chile a traducir su propuesta para combatir al cambio climático en un plan de inversión, movilizando financiamiento para infraestructura sostenible mediante un mejor acceso a recursos concesionales.
Tras el exitoso proceso de ratificación del Acuerdo de París, es hora de avanzar y asegurar que las políticas de cambio climático de Chile estén adecuadamente estructuradas y financiadas para que contribuyan a construir un país más sostenible, resiliente y próspero para todos.