ESPACIOABIERTO (Des) confianzas públicas
HOY LA confianza en nuestras instituciones públicas y el descrédito en la política pasan por su peor momento, ya sea por acción o inacción. Y, evidentemente, no se está haciendo lo suficiente para revertir esta situación. Basta con hacer un breve repaso de situaciones recientes que dan cuenta de esta tendencia. Y no me refiero a los casos de financiamiento irregular de la política, que ya han aportado lo suficiente.
En primer término, el tema constitucional ocupa un lugar importante y preferente en este fenómeno. El gobierno, cuyos niveles de desaprobación rozan el 80%, se ha empeñado en llevar adelante un proceso constituyente que hasta ahora ha dejado dudas e incertezas. Se trata de un proceso de consulta ciudadana, bastante interesante, pero que exhibe un bajo nivel de participación (2% del padrón electoral). Este pseudo proceso constituyente, cuya legitimidad y legalidad son puestas en duda por connotados juristas, mina la confianza pública en las instituciones. La solución no pasa por buscar “atajos” o recurrir a mecanismos que desafíen la institucionalidad para modificar la Carta Fundamental. La experiencia que tenemos al respecto no es buena. En suma, respeto por la institucionalidad y confianza son atributos indisolubles.
Un segundo aspecto que ha afectado seriamente la confianza pública en ciertas instituciones lo encontramos en la tardía y lenta reacción del Gobierno, y de sus principales organismos de emergencia, ante la catástrofe que nos ha azotado en las últimas semanas. El país, con justa razón, ha aplaudido el heroico desempeño de los brigadistas, bomberos, carabineros y militares en el combate de los incendios. Pero, con la misma fuerza, ha rechazado la deficiente gestión de las autoridades. Una reciente encuesta consignó que un 75% de los chilenos cree que el gobierno no tomó las decisiones en forma oportuna y adecuada ante la emergencia. En suma, una gestión pública competente y confianza son atributos indisolubles.
Más recientemente, la designación de una exministra de Justicia en el Consejo de Defensa del Estado (CDE) ha dejado en evidencia, por una parte, el descriterio del gobierno de nombrar a una exautoridad cuya gestión política ha sido duramente cuestionada y, por otra, la necesidad de modernizar y de dotar de autonomía a una institución “añeja” como es el CDE, que no debería usarse para entregar “premios de consuelo”. Este nombramiento -que ha generado malestar por su carácter vitalicio y no exclusivo- le ha hecho un flaco favor a la confianza en nuestras autoridades e instituciones. En suma, buen criterio y confianza son atributos indisolubles.
Por último, una mención especial al proceso de refichaje de los partidos políticos a cargo del Servel, que se encuentra en pleno desarrollo y con serias posibilidades de causar más de algún dolor de cabeza al mundo político. La posibilidad de que se admita la necesidad de una prórroga del plazo previsto y de que este proceso, por razones de vacío legal, pudiera no llegar a aplicarse a las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias, implicaría desconocer el espíritu mismo de la ley que lo estableció, aumentando aún más la brecha de desconfianza entre los chilenos y las principales instituciones del país. Irónicamente la ley se llama de “Fortalecimiento y Transparencia de la Democracia”. En suma, transparencia y confianza son atributos indisolubles.