Liceos Bicentenario y selección de alumnos Los criterios que pretende establecer el gobierno son discrecionales e introducen una grave distorsión en el sistema educacional.
AUN CUANDO la denominada Ley de Inclusión eliminó la selección, hizo algunas excepciones para que ciertos colegios pudieran seguir seleccionando por algún tiempo de acuerdo al mérito académico de los estudiantes. Actualmente se discute el decreto que regulará este último aspecto -cuyo contenido fue dado a conocer por este medio-, el cual levantó inmediatos cuestionamientos por parte de autoridades, expertos y comunidades educativas, al considerar que los requisitos exigidos son arbitrarios y por desconocer el aporte de establecimientos que han logrado buenos resultados académicos.
Entre los requisitos se exige que los establecimientos tengan más de 30 años de antigüedad, que se encuentren dentro del 20% de mejor desempeño según las pruebas Simce y que tengan el doble de postulantes que de vacantes disponibles, entre otras exigencias. Estos criterios presentan evidentes problemas y demuestran -una vez más- la poca prolijidad con que se ha implementado una ley que ya debió ser modificada debido a sus falencias.
No es razonable exigir un número de años de funcionamiento, ya que dejará fuera a muchos establecimientos de creación más reciente y que presentan buenos resultados, entre ellos los denominados Liceos Bicentenario. Si bien la clasificación utilizada por la Agencia de Calidad -más sofisticada y que permite consensuar qué se define como un establecimiento de buen desempeño- aún no está disponible para enseñanza media, el reglamento debiera tender a utilizar dicho mecanismo por sobre el Simce.
Respecto al número de postulaciones y vacantes criterio que el Instituto Nacional no cumple- ésta será difícil de fiscalizar, pues cambiará anualmente, y dificultará que los establecimientos -especialmente en sectores de baja población- puedan desarrollar proyectos educativos particulares. Asimismo, el proceso considera la aprobación de la respectiva Secretaría Regional Ministerial, por lo que aun cumpliendo los requisitos establecidos, la solicitud podría ser denegada discrecionalmente.
Eliminar todo tipo de selección es controversial, no asegura cumplir con los objetivos de calidad y puede distorsionar gravemente las legítimas preferencias de las propias familias. La implementación de la no selección comenzó en 2016 en la región de Magallanes. Allí se vio un significativo aumento de la matrícula en establecimientos privados –que no están afectos a estos cambios regulatorios-, la cual fue casi cinco veces mayor al crecimiento de ésta en relación al resto del país, donde dichas normas aún no entran en régimen. Habrá que estudiar qué efectos tuvo la elección de las familias sobre la diversidad socioeconómica de dichos establecimientos.
Además, no debería desconocerse que la selección por mérito académico es una forma de entregar mayores oportunidades a quienes, sin la posibilidad de financiar un establecimiento privado, son especialmente talentosos o tienen una extraordinaria motivación académica. Asimismo, hay evidencia que muestra que los colegios altamente selectivos agregan valor a sus estudiantes. De esta forma, puede ser una valiosa herramienta de movilidad social. Con todo, si es que el gobierno se empecina en esta reforma, debe procurar que los criterios para decidir qué establecimientos estarán autorizados a seleccionar por mérito académico no sean arbitrarios y coherentes con el resto de la normativa educacional.