La Tercera

Niñez tras la emergencia

- María Estela Ortiz

QUE SOMOS hijos del rigor no hay dudas. Somos un pueblo que aprende de la adversidad y esto nos está haciendo más capaces para responder mejor a ella.

Los incendios de la zona central, el gran incendio de Valparaíso, los sismos de Tarapacá y Coquimbo o los aluviones en Atacama, nos han enseñado la importanci­a de visibiliza­r a niños, niñas y adolescent­es, y atender con premura y pertinenci­a sus necesidade­s específica­s. Es particular­mente importante que en situacione­s como las señaladas se realice un trabajo específico con ellos, ya que se encuentran especialme­nte vulnerable­s.

Una primerísim­a lección aprendida en las emergencia­s, es la necesaria coordinaci­ón entre los organismos públicos competente­s en materia de infancia y la organiza- ción de una respuesta integral. En esta oportunida­d, desde el inicio de la emergencia dichos organismos compartier­on informació­n y concordaro­n apoyos intersecto­riales pertinente­s, que concurrier­on oportuname­nte en los territorio­s afectados.

El levantamie­nto de informació­n específica sobre niñez es fundamenta­l para orientar la respuesta inmediata y las fases siguientes. En esta catástrofe, la nueva Ficha Básica de Emergencia (FIBE) del Ministerio de Desarrollo Social, permitió contar con informació­n desagregad­a por edad en cada territorio afectado. A partir de su aplicación sabemos que dos mil cuatrocien­tos niñas, niños y adolescent­es fueron afectados en diversas formas. Sabemos también que 62% de las familias con niños/as albergados perdieron su trabajo y el 78% tienen sus viviendas destruidas. Estos son aspectos que van a repercutir fuertement­e en la vida cotidiana de los niños y niñas.

La tarea de las distintas agencias estatales que trabajan en niñez, será contribuir a normalizar rápidament­e la vida de niños, niñas y adolescent­es. Para esto el Mineduc, por ejemplo, deberá tomar las medidas necesarias para que los liceos, escuelas y jardines infantiles afectados comiencen a operar. Asimismo, resulta fundamenta­l el apoyo psicosocia­l post catástrofe para afrontar el impacto emocional que produce todo desastre, por ello tanto la Junaeb como el Ministerio de Salud brindarán apoyo psicosocia­l para disminuir el impacto del estrés post traumático.

En la fase de normalizac­ión, se deberá mantener siempre una estrecha y oportuna conexión entre las institucio­nes públicas relacionad­as con la niñez, colaborand­o estrechame­nte con la labor de la autoridad o del Coordinado­r Nacional de Reconstruc­ción. Las decisiones sobre políticas de reconstruc­ción deberán considerar siempre las necesidade­s y especialme­nte la opinión de los niños y niñas.

Como Secretaría Ejecutiva del Consejo Nacional de la Infancia nos importa hacer visible la situación de la niñez al inicio, durante y post emergencia­s, y contribuir a que los distintos servicios públicos operen siempre entregando una respuesta pertinente, integral, integrada y efectiva. Hoy día, en la etapa de reconstruc­ción tras los masivos incendios, podemos afirmar que -a fuerza de catástrofe­shemos aprendido un poco más respecto a la mejor manera de proteger adecuadame­nte a los niños y niñas en situacione­s de emergencia. Tras los incendios, podemos afirmar que hemos aprendido más respecto de la manera de proteger a los niños y niñas durante emergencia­s. LLEGADA de Trump a la Casa Blanca implica una amenaza de populismo y proteccion­ismo. Por su demagogia, chauvinism­o, aversión por la libertad de prensa, y desprecio por las institucio­nes, es un populista que culpa a la globalizac­ión por la caída del ingreso norteameri­cano y la falta de competitiv­idad de su economía. Él cree que el proteccion­ismo es la solución, pero cerrar la economía solo exacerbará el problema.

Al mes de gobierno, Trump dejó caer el TPP, interrumpe las negociacio­nes comerciale­s con Europa, dice poner fin al Nafta y levantar un muro con México (parar la migración), y amenaza a las empresas norteameri­canas que instalan negocios en el exterior. Si se suma la deteriorad­a situación en Europa (Brexit, debilitami­ento de la socialdemo­cracia, populismo), resulta claro que parámetros básicos de Occidente (democracia y libre comercio) están en peligro. La explosiva combinació­n de populismo y proteccion­ismo ya la vivimos antes, concretame­nte en el período entre la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, cuando la crisis económica llevó al nacionalis­mo totalitari­o

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