Niñez tras la emergencia
QUE SOMOS hijos del rigor no hay dudas. Somos un pueblo que aprende de la adversidad y esto nos está haciendo más capaces para responder mejor a ella.
Los incendios de la zona central, el gran incendio de Valparaíso, los sismos de Tarapacá y Coquimbo o los aluviones en Atacama, nos han enseñado la importancia de visibilizar a niños, niñas y adolescentes, y atender con premura y pertinencia sus necesidades específicas. Es particularmente importante que en situaciones como las señaladas se realice un trabajo específico con ellos, ya que se encuentran especialmente vulnerables.
Una primerísima lección aprendida en las emergencias, es la necesaria coordinación entre los organismos públicos competentes en materia de infancia y la organiza- ción de una respuesta integral. En esta oportunidad, desde el inicio de la emergencia dichos organismos compartieron información y concordaron apoyos intersectoriales pertinentes, que concurrieron oportunamente en los territorios afectados.
El levantamiento de información específica sobre niñez es fundamental para orientar la respuesta inmediata y las fases siguientes. En esta catástrofe, la nueva Ficha Básica de Emergencia (FIBE) del Ministerio de Desarrollo Social, permitió contar con información desagregada por edad en cada territorio afectado. A partir de su aplicación sabemos que dos mil cuatrocientos niñas, niños y adolescentes fueron afectados en diversas formas. Sabemos también que 62% de las familias con niños/as albergados perdieron su trabajo y el 78% tienen sus viviendas destruidas. Estos son aspectos que van a repercutir fuertemente en la vida cotidiana de los niños y niñas.
La tarea de las distintas agencias estatales que trabajan en niñez, será contribuir a normalizar rápidamente la vida de niños, niñas y adolescentes. Para esto el Mineduc, por ejemplo, deberá tomar las medidas necesarias para que los liceos, escuelas y jardines infantiles afectados comiencen a operar. Asimismo, resulta fundamental el apoyo psicosocial post catástrofe para afrontar el impacto emocional que produce todo desastre, por ello tanto la Junaeb como el Ministerio de Salud brindarán apoyo psicosocial para disminuir el impacto del estrés post traumático.
En la fase de normalización, se deberá mantener siempre una estrecha y oportuna conexión entre las instituciones públicas relacionadas con la niñez, colaborando estrechamente con la labor de la autoridad o del Coordinador Nacional de Reconstrucción. Las decisiones sobre políticas de reconstrucción deberán considerar siempre las necesidades y especialmente la opinión de los niños y niñas.
Como Secretaría Ejecutiva del Consejo Nacional de la Infancia nos importa hacer visible la situación de la niñez al inicio, durante y post emergencias, y contribuir a que los distintos servicios públicos operen siempre entregando una respuesta pertinente, integral, integrada y efectiva. Hoy día, en la etapa de reconstrucción tras los masivos incendios, podemos afirmar que -a fuerza de catástrofeshemos aprendido un poco más respecto a la mejor manera de proteger adecuadamente a los niños y niñas en situaciones de emergencia. Tras los incendios, podemos afirmar que hemos aprendido más respecto de la manera de proteger a los niños y niñas durante emergencias. LLEGADA de Trump a la Casa Blanca implica una amenaza de populismo y proteccionismo. Por su demagogia, chauvinismo, aversión por la libertad de prensa, y desprecio por las instituciones, es un populista que culpa a la globalización por la caída del ingreso norteamericano y la falta de competitividad de su economía. Él cree que el proteccionismo es la solución, pero cerrar la economía solo exacerbará el problema.
Al mes de gobierno, Trump dejó caer el TPP, interrumpe las negociaciones comerciales con Europa, dice poner fin al Nafta y levantar un muro con México (parar la migración), y amenaza a las empresas norteamericanas que instalan negocios en el exterior. Si se suma la deteriorada situación en Europa (Brexit, debilitamiento de la socialdemocracia, populismo), resulta claro que parámetros básicos de Occidente (democracia y libre comercio) están en peligro. La explosiva combinación de populismo y proteccionismo ya la vivimos antes, concretamente en el período entre la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, cuando la crisis económica llevó al nacionalismo totalitario